lunes, 8 de junio de 2015

OTROS CORPUS


Los periódicos digitales de Béjar y de la provincia dan amplia información acerca de la procesión del Corpus en esta ciudad estrecha. En todos veo que se destacan las mismas notas: amplia asistencia de público, presencia de los hombres de musgo, carácter nacional de la fiesta y fotos a gogó.
Yo estuve esperando la llegada de mis hijos y de mis nietos en casa. Tal vez, si hubieran llegado a mejor hora, habría llevado a mi nieta a ver el colorido y las figuras de los hombres de musgo; después habría intentado explicarle el significado de lo que allí hubiera visto.
Es obvio recordar que cada cual puede hacer lo que mejor le parezca y que nadie puede impedírselo si no le causa mal a nadie. Del mismo modo, resulta inútil repetir que la fe es de cada cual y ninguna persona debe inmiscuirse en las creencias de los demás, salvo en la conversación serena, bienintencionada y tendente al intercambio de ideas. Tampoco parece mala noticia que haya gente que se acerque a la ciudad, que la visite, que se mezcle con sus habitantes y hasta que deje unos euros en el entorno (euros que habrá dejado de gastar en otros sitios, digo yo, pero sea)… Todo esto se debería dar por hecho.
Resulta menos convincente para mí que la ciudad se vea enteramente representada por unos hechos en los que participan los que participan, pero no todos. Béjar es la procesión del Corpus, pero a mí me gustaría que fuera algo más. Por lo menos a mí; y espero que a alguien más.
Por ejemplo, me gustaría que se cuidara la mezcla que se hace entre fábulas e historia. Ni Béjar fue reconquistada por hombres de musgo, ni coño que lo fundó. Ni siquiera sabemos si fue conquistada; ¿cómo vamos a saber si fue reconquistada y de qué manera? Y, aunque fuera reconquistada, ¿cómo nos vamos a imaginar a gente vestida de musgo y sin poder dar un paso, asaltando murallas y blandiendo espadas? ¿Pero creen que somos imbéciles o qué? Que se deje engañar el que quiera, pero, por favor, a mí que me registren y que no me echen en ese montón.
Por ejemplo, me gustaría que no se mezclaran elementos religiosos con elementos civiles. Que adoren todas las banderas de cofradías religiosas que quieran, pero que no se incline ni una de carácter civil. Un paso más y volvemos a la altura de los talibanes musulmanes de los que con tanta razón nos quejamos.
Por ejemplo, ¿qué pintan en la procesión los cuerpos armados? ¿También los manda una mano religiosa y celestial? Yo para eso no quiero pagar impuestos.
Por ejemplo, me parece de un egoísmo de párvulos elogiar una fiesta religiosa por el hecho de que van a venir más visitantes y el negocio lo va a agradecer. ¿Hacemos religión o hacemos caja en los bares?
Por ejemplo, no entiendo por qué los fieles no se rebelan contra esta degradación de lo religioso a la simple cuenta de resultados del turismo. Una religión, si es, es algo más elevado y hondo, pero no esa pantomima de atraer turistas y negocio.
Por ejemplo, no entiendo el empeño de recuperar tradiciones como la del recibimiento a la duquesa y la medio adoración de los habitantes de Béjar ante este hecho. Me refiero al símbolo de la representación no a los actores. ¿Pero todavía no se sabe en esta ciudad estrecha que los duques fundamentalmente lo que hicieron durante siglos fue explotar a los ciudadanos normales, o sea a los abuelos de los abuelos de nuestros abuelos? ¿Pero aún vamos a ser esclavos agradecidos? ¿Pero no se puede repasar la historia, que duró hasta hace dos días, y rebelarse ante los hechos acaecidos en lugar de ensalzar a los tiranos?
Se me ocurren muchos porejemplos, pero los citados pueden servir de índice.
Béjar, como cualquier ciudad, se suele tomar en metonimia o en sinécdoque, pero menos veces como metáfora. Quiero decir que se toma la parte por el todo y esa imagen es la que se propaga a los cuatro vientos. Y no es eso, no es eso. Hay otras visiones un poco diferentes aunque parezca en los medios y en las imágenes que no existen.
El Corpus es una fiesta barroca sobre todo, con todo lo que ello supone de espectacularidad, de apariencia y de rodeo de la realidad. Realizada en el buen tiempo, sumerge al espectador en un estado cenestésico en el que participan todos los sentidos. Si a ello se le da el formato religioso, el patrocinio civil y la expansión descriptiva y nada reflexiva de los medios de comunicación, la representación ya posee todos los ingredientes para salir a escena.
Nada que decir a los creyentes que afirman su religión: tienen todo el derecho. Todo que decir contra los que se apropian de todo y no conceden ni la posibilidad de que alguien observe otras aristas.
Y un resumen que podría valer, en mi consideración, por todo. Al Corpus acuden cientos o miles de personas. Analícese la historia y se verá que responde a una imposición absoluta de la nobleza y de la iglesia sobre el pueblo llano. Ese pueblo llano acude a centenares y a miles. Él sabrá por qué.
A finales de septiembre se conmemora en la Puerta de la Villa la actuación (esta sí real y común de todos los bejaranos, varios de los cuales entregaron hasta sus vidas) del pueblo de Béjar en favor de la libertad y de la superación del yugo nobiliario para convertir a todas las personas en seres iguales y libres. Apenas se reúnen unas decenas de personas. Y hasta da la impresión de que tienen que hacerlo como a escondidas para que sus convecinos no les miren mal.

Como para echarse a llorar, para salir corriendo y no volver la vista hacia atrás.

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