jueves, 5 de mayo de 2016

BIBLIOTECAS


BIBLIOTECAS

Es casi una rutina que me inquieta,
pues no puedo cambiarla en mis costumbres.
Al menos cinco días por semana,
me dirijo con calma hasta la biblioteca
donde busco refugio entre los libros
que escribieron poetas y soñaron
para mí los filósofos más célebres.

Tengo que confesarte que, a menudo,
en medio del trayecto,
mis pies me llevan, en reflejos pasos,
hasta otro sitio en el que tú me aguardas.
Y confundo las calles y las horas
como si alguna fuerza misteriosa
me llevara anillado hasta tu puerta.

Después -he de reconocerlo sin reparos-
las dudas se disipan cuando entiendo
que eres el mejor libro que he leído

y que sigo leyendo cada tarde.

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