martes, 17 de mayo de 2016

DE REPENTE SUCEDE LA TERNURA



DE REPENTE SUCEDE LA TERNURA
(A partir de una lectura de Nietzsche)

De repente sucede la ternura
entre las azucenas del jardín.
Los rosales contemplan y en sus rosas
lloran la bendición de su fragancia.
Es la hora del tacto y la caricia,
de regalarle al otro y regalarse
todas las represiones del pudor.
El campo está dormido y es su calma
tan solo un espejismo fraudulento
del poder absoluto de la voluntad.

Dos seres son constancia de la vida,
del eterno fluir desde el misterio,
de esa fuerza febril e inagotable
que empuja como el río cauce abajo,
sin saber si está el mar del otro lado
del último horizonte, o el abismo
es el último fin, pues nada importan
ni el abismo ni el mar a sus impulsos.

Dos palomas se aplican al arrullo,
al cortejo sin norma, a la liturgia
de esa forma de vida que también explica
el ansia de poder, tutor y guía

que empuja la infinita voluntad.

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