ESTABA LA TRISTEZA
Estaba la tristeza en bata
blanca,
llorando en los balcones agua
turbia
del llanto acumulado mar adentro;
tenía los ojos grises y las cejas
privadas de la luz y la sonrisa.
La miré, me miró, nos encontramos
desnudos y abrazados en el aire.
La tarde puso un fondo plateado
de calles y de parques; en sus
bancos
apuramos en un trago los posos
que había dejado el tiempo en
nuestras vidas.
Hoy recuerdo la tarde, aquella
tarde,
en que trabé amistad con la
tristeza.
Lo demás se ha borrado en el
olvido
-no preguntéis la causa-
y nada me consuela si no es su
compañía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario