viernes, 22 de julio de 2016

HACE UN SIGLO (Usos y costumbres IV)


Solo para dejar constancia de lo importante de esta encuesta, recojo una última muestra de su tercera y última parte, la que se refiere a la MUERTE. Estos son sus apartados: Prevenciones para la muerte: Consuetudinarias (posibles encargos a la familia, adquisición de sepulturas, mortajas, féretros…, pertenencia o no a cofradías y derechos que esto da…), Testamentarias (es frecuente o no el testamento, clases de testamentos, disposiciones más frecuentes en los testamentos…), La defunción (prácticas religiosas y familiares, qué personas están presentes en la agonía, los toques de campanas y sus clases, La muerte (forma de comprobación de la muerte, prácticas de amortajamiento, costumbres en el velatorio…), El entierro (cómo se convoca al entierro, cómo se atiende a los posibles forasteros, formas de conducir el cadáver, posibles ceremonias a la salida del cadáver del domicilio, signos de respeto de los que presencian el paso del cadáver…, Sepelio (prácticas: rezos, colocación del cadáver…), Prácticas posteriores al entierro (visitas de pésame, ¿se invita a los asistentes al entierro?, Prácticas religiosas (misas y ofrendas, rezos en casa, limosnas…), El culto de los muertos (creencias sobre apariciones o fantasmas, los fuegos fatuos, visitas a los cementerios, lugares donde están situados, tipos de sepulturas más usuales, cruces y lápidas, inscripciones…).
Copiaré dos ejemplos de la tierra de Béjar. El primero corresponde a la costumbre en la Sierra de Béjar durante el sepelio: “Llegan al cementerio y, cantadas que son las oraciones de la iglesia y dado el réquiem, el sacristán reza un Padrenuestro por el difunto y otro por los del cementerio y, depositado el cuerpo en el lugar destinado para él, algunas personas cogen un puñado de tierra, la besan y la tiran al hoyo. En Béjar, antes que le den tierra, los amigos cogen un poco de pelo o algún adorno de la caja y, si hay, llave, esta para dársela a la familia como recuerdo; esto se estima mucho”.
El segundo corresponde al vecino pueblo de Sorihuela y hace referencia al regreso del duelo a la casa de mortuoria: “Todo el acompañamiento regresa a la casa a rezar por el difunto, práctica que se sigue en los nueve días siguientes a la salida de misa. Al regresar del cementerio, se reúnen todos en el portal para rezar por el difunto y durante estos rezos están bebiendo vino y comiendo trozos de pan que, de antemano, les tienen preparados sobre una manta en el suelo”.
Se trata, de nuevo, tan solo de un par de breves muestras de algunos de los usos y costumbres de los antepasados en actividades que afectan a todo el mundo y que tejen la historia cotidiana y menuda de cada comunidad. La alfombra general se va tejiendo con numerosas muestras. Todas ellas son las que conforman el retrato verdadero y más fiable de las maneras de ser y de estar en la vida; mucho más que esos acontecimientos aparatosos que vienen impuestos desde fuera y que no dejan resquicio para la participación individual.

Tienta, y mucho, la comparativa de estos hechos en distintos momentos de la historia de los últimos cien años. La encuesta está confeccionada; el trabajo de campo no debería de resultar muy dificultoso; las ganas, ay las ganas…

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