Ser es estar siendo sin dejar de
ser, pero entendiendo que el tiempo y el espacio nos marcan el camino y los límites
en los que la existencia tiene sus propias normas para mostrar su esencia. El
ser no es tal, por tanto, si no es en el estar, condicionado, o más bien
definido, por las circunstancias en las que se manifiesta y se me hace posible
para el conocimiento. Mi aprehensión del mismo no sé cómo puede ir más allá de
esa comprensión de las circunstancias en las que se me manifiesta.
Como el ser de mí mismo se
reconoce también en el espacio y en el tiempo, es decir, en las circunstancias
del estar, las cosas me necesitan para su existencia y yo las necesito para
reconocerme y tomar conciencia de mí mismo.
El ser y el estar de las cosas
tal vez acaben siendo yo mismo y solo yo mismo. Qué abismo.
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