miércoles, 31 de agosto de 2016

PUENTES DE BÉJAR


Hablar sobre puentes implica muchas variables: cronología, estilos arquitectónicos, vías de comunicación, separación de lugares, estructuras económicas, espacios que se unen, avances tecnológicos…
He asistido hoy a una conferencia pronunciada por Nacho Díaz Elcuaz que versaba sobre los puentes en Béjar. Ha sido un repaso cronológico, ágil y preciso, de la gran cantidad de puentes que han servido para saltar el río Cuerpo de Hombre a lo largo de su curso y de otras vaguadas que complicaban las comunicaciones entre la ciudad y el resto del territorio.
El repaso cronológico da buena muestra de las variantes que la Historia ha ido demandando a los ciudadanos de estos lugares. Desde el Puente de la Malena (¿romano?) hasta el último de la autovía reciente, pasando por otros muchos, sobre todo del siglo diecinueve, siglo de desarrollo industrial.
Me interesan de los puentes sobre todo las implicaciones que tiene su construcción: la economía, el estilo, las zonas que pone en contacto, las industrias que impulsan, la facilitación de comunicaciones, el cambio en la geografía… Todo aquello que afecta al común de los ciudadanos, mucho más que lo que tenga que ver con un estilo arquitectónico o con el ingeniero que los ideó.
Béjar, como cualquiera otra comarca de sus características, está llena de puentes, unos olvidados o perdidos, otros en uso y alguno más en constante expansión. Representan un tributo necesario al río que se desploma desde lo alto de la sierra buscando la llanura y el mar.

Además de su descripción, necesitan una vuelta en la imaginación para comprender todo lo que implican y todas las connotaciones que sugieren. Y para no quedarse solo en la anécdota de la localización y de la foto nostálgica. Tal vez necesiten de alguna evocación poética también.

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