jueves, 1 de septiembre de 2016

HOY COMO AYER


Hoy me echaré a la calle a respirar la lluvia, esa primera lluvia de tormenta después de tanto tiempo de secano. Que llenen mis pulmones y mi cabeza esos sabores a tierra mojada tan densos y sabrosos. De esa manera, además, podré lavarme de otros olores más fétidos.
Hace no muchos días (no tengo la fecha exacta a la vista) dejaba aquí mi opinión acerca de lo que debía hacer el PSOE en el supuesto de una investidura de Rajoy, candidato del PP. Me decantaba por la abstención sin nada a cambio, y proponía una lucha sin cuartel en defensa de las ideas de izquierda en cada ley parlamentaria. También dejaba claro que, después de tantos desaguisados de la derecha en los últimos años, entendía que había también razones más que suficientes para negar cualquier apoyo. Mañana se consumará la negativa del PSOE y será fallido el intento de investidura del candidato de la derecha.
A día de hoy sigo teniendo la misma disposición mental, pero no la misma disposición anímica.
He visto en televisión algunos momentos (cortes) de la respuesta del candidato al secretario socialista. Y he visto completa la intervención del portavoz del PP, señor Rafael Hernando. Y es tal la suficiencia que muestran, los rasgos de desaire, las muecas de chulería, los dejes de supremacía, las invectivas sin venir a cuento, las mentiras encadenadas, el tono de grosería…, que entiendo que, aunque solo fuera por rechazo personal, se hace casi imposible arrimar posturas y prestar ni un gramo de confianza. En cuanto se les deja estirar la patita, les sale el tono propio de los que se creen los dueños de la fábrica, los amos de la cuadrilla y los matones del barrio. Qué asco.
Es verdad que a la política conviene ir llorado y curado de espanto. También es verdad que, por encima de formalismos, están los ciudadanos a los que hay que servir y en nombre de los cuales se habla. Pero confieso que a mí estas posturas me superan y me alejan de la consideración de las ideas, que es lo fundamental. ¿Cómo puede estar en el Congreso un individuo como el tal Rafael Hernando? ¿Quién ha contenido los vómitos para votar a ese ser?  Ojo, y han sido miles. Y además, de portavoz. ¿A qué vienen esos dejes de desprecio del señor Rajoy hacia los adversarios, regodeándose en la pausa y en el aplauso de los entregados? Por cierto, lingüísticamente, no son más que coletillas que indican falta de vocabulario y pobreza léxica.
Para que la fiesta continúe, los medios de comunicación analizan el discurso del candidato por su aburrimiento, no por las ideas que propusiera ni por las aproximaciones mentales que hiciera a los demás partidos. Todo es espectáculo y circo. Lo demás no interesa. Vaya panda de travestidos de carnaval. Al fin y al cabo, como el resto de la vida: una representación y un circo, una pasarela constante llena de luces que deslumbran y no dejan reflexionar. A los medios eso les va muy bien: es su espectáculo y son sus cuentas de resultados. Lo peor es que se presentan como analistas cuando parecen floreros o diseñadores de moda. Vaya tropa.
¿Qué pasará después? No se ven luces en el horizonte. Por desgracia, yo no atisbo solución por la otra banda, por más que la desee. La cantidad de agentes y alguna llamada línea roja que no tiene encaje legal lo dificultan demasiado.

Me voy a la calle. Acaso el olor a suelo mojado me aclare un poco la sesera.

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