jueves, 27 de julio de 2017

...QUE SIEMPRE VA CONMIGO


¿Cuándo soy yo y cuándo soy el otro que siempre va conmigo? Me viene a molestar con gran frecuencia, a decirme aquí estoy y soy el mismo, con careta distinta. Entonces yo, el primero, el más antiguo (¿el más antiguo?), me miro y me remiro, me tomo un vaso grande de conciencia…, y le digo al segundo: Ya no sé si atenderte o mandarte al olvido. Pero luego me digo: Ni puedo ni quiero desprenderme de esa sombra que siempre va a mi lado y que, por más que lo intente, no llego a alcanzar nunca, ni siquiera en esos momentos en los que el tiempo me niega su existencia y el espacio no encuentra ni acomodo. Decido al fin que tengo compañía y que debo acogerla con ánimo y contento.
Otras veces es mi segundo yo el que actúa de primero y este se siente en la misma tesitura.
Decidí hace mucho tiempo aceptar una identidad ambivalente.

Fue entonces cuando aprendí tan bien las sumas, las multiplicaciones, los gozos y las sombras y la tabla del dos. 

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