miércoles, 6 de junio de 2018

A VECES



A VECES

A veces se suceden pertinaces
los hechos más sencillos de la vida
con el grave cansancio de la repetición.
Entonces, los pasillos certifican
que se va almacenando la rutina.

En tales situaciones, es preciso
abrir bien las ventanas,
dejar pasar el aire de la calle
que trae el frescor sabroso de la lluvia.

Y, cuando haya pasado la tormenta,
volver por los pasillos a la sala,
ya tranquila y dispuesta
a celebrar tal vez
que no haya tantos huecos
que separen silencios y miradas.

Luego, después, mañana, en otro trance…,
el tiempo propondrá sus condiciones.

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