sábado, 30 de junio de 2018

FRENTE AL MAR, EN ATHOS



FRENTE AL MAR, EN ATHOS

Miraba el horizonte, despejado
de todo lo que puebla la costumbre:
tiempo, hábitos, espacio, sueños, dudas…

El mar era un murmullo acompasado,
 una salmodia respondiendo en eco
al canto y a los rezos de los monjes.

Allí, a los pies del monte,
que se hace vertical desde las aguas,
en busca del misterio de los cielos,
las tardes destilaban
un zumo desleído de tristeza.

Yo quise refrescarme en mi memoria,
para saciar la sed -que tal vez tuve-,
y no hallé manantial que diera agua,
ni fuente en que abrevar mis sequedades.

Las noches me olvidaron en su seno,
mecido por la paz de los senderos
y el dulce despertar de los silencios.

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