MIRANDO
SIN SABER A DÓNDE MIRA
En el dolor se anuncia un nuevo
llanto,
salvo si no te asiste la esperanza,
porque, entonces, el llanto se
reprime,
pierde su consistencia y su
sentido,
se hace sólido y cierra todo paso
a asomarse a los ojos de la vida.
¿Qué medita el anciano, qué reclama
sentado en esa silla a todas horas,
mirando sin saber a dónde mira
y a esa mirada solo le responde
una línea que apunta hacia la nada?
Entre dolor y llanto, solo quedan
el silencio, el recuerdo y el
vacío.
El tiempo ha hecho costumbre; en
ella viven
ese saber que todo está ya escrito
y acaso la certeza, el desconsuelo
de que nada, tal vez, tuvo sentido.
Solo el tacto revive la presencia
de más horas de gozo y de alegría.
1 comentario:
Triste, muy triste... me imagino en esa mirada que no es mía pero que algún día puede que sea la misma.
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