EL REBAÑO Y EL PASTOR
A raíz de las aglomeraciones de jóvenes, en las
primeras horas después de decaer el estado de alarma, han corrido por las redes
sociales comentarios de todo tipo. En uno se decía jocosamente que “Nos falta
aún lograr la INMUNIDAD, pero el REBAÑO ya lo tenemos”. Yo mismo he contribuido
a su expansión porque me parecía un buen resumen y comentario de lo sucedido.
Con toda la intención del mundo, un buen amigo me
respondía con esta pregunta: “¿Y EL PASTOR?”.
Ahí está la clave y la piedra angular del asunto. Porque las cosas suceden
por algo y lo inteligente es buscar las causas para poder explicar las
consecuencias y así corregir y mejorar.
El principio de causalidad es siempre múltiple y no debemos obcecarnos en
echar la culpa solo a un elemento. Debemos jerarquizar causas y elegir las que
creamos principales para no agotarnos en el intento. Y este principio debe ser
utilizado para cualquier situación. Esta vez les ha tocado a grupos de jóvenes,
pero otra vez se pondrá el foco en otros colectivos.
Cada cual puede hacer su lista de causas y de causantes. Y lo mismo de
consecuencias. Será un buen ejercicio de reflexión. Repito: para este hecho y
para cualquier otro; que tampoco se trata de demonizar a nadie.
Me parece que lo más sencillo es cargar el mochuelo a los dirigentes políticos,
tal vez por esperar que nos conduzcan, nos señalen el camino y nos den las
soluciones. Es posible que ahí haya parte de la explicación, pero yo ya me voy
cansando de ver y oír cómo se echan balones fuera y se deja caer toda el agua
en el tejado del vecino.
Los que me conocen y tienen la paciencia de leer lo que escribo saben muy
bien que defiendo que el ser humano es lo que son sus circunstancias. Pero eso
no significa que, como decía la canción, “Yo soy rebelde porque el mundo me ha
hecho así”. Las circunstancias también me incluyen a mí y yo interactúo con
ellas en una ida y vuelta que no tiene descanso. Así que mediemos culpas y
distribuyamos responsabilidades.
Miremos hacia fuera. Tal vez ejerza alguna influencia el esquema de vida
que llevamos. Acaso haya que darle una vuelta a la escala de valores que nos
damos y analizar qué lugar ocupa cada uno. Puede que analizar la labor de la
publicidad nos dé alguna pista y nos ayude. Es posible que la realidad virtual
en que se ha convertido casi todo, valorando sobre todo las apariencias, también
ilumine nuestras ideas… Y así hasta donde se quiera.
Miremos hacia dentro. Tal vez el individualismo y el olvido del otro nos
tenga cogidos por nuestras partes. Acaso a esa necesidad de apariencia y de
destacar ante los demás haya que cortarle un poco el paso y ponerle algún
bozal. Puede que haya que actualizar aquello de que mi libertad termina cuando
empieza la de los demás. Quién sabe si no tenemos que pararnos a pensar que el
instinto es propio de los brutos y que la razón es lo que nos hace algo más
humanos… Y así hasta donde se quiera.
Como se adivina, para un largo tratado.
Tengo para mí que este rebaño debería tener muchos pastores. Tal vez tantos
como borregos. Sin disculpar a los que nos pueden indicar dónde abundan los
buenos pastos.
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