ANTE UN NUEVO DÍA
Me
despierto soñando con los sueños,
recibo
en plenitud la luz del día,
compruebo
que estoy vivo, alzo los ojos
y
acudo a la ventana. Desayuno
compartiendo
en la mesa la energía
que
me dan la inocencia y la pureza
de
los rayos del sol. Hay pajarillos
cantando
locamente en los tejados,
y
estrofas acordadas que, en sordina,
va
salmodiando el agua en lejanía.
Me
convocan las horas, las acciones,
las
voces que componen cada día.
Pero
sigo la voz que me sugiere
que
silencie el poder de mi conciencia
y
guste los sabores escondidos
de
ese placer secreto y misterioso
que
me brinda la luz del nuevo día.
Y
no lo pienso mucho. Determino
buscarme
en la quietud y el abandono,
perderme
en el olvido del olvido.
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