viernes, 25 de junio de 2021

EL VINO COMO PRETEXTO

EL VINO COMO PRETEXTO

En los elogios que del amor se hacen en El banquete, diálogo de Platón en el que se razona acerca de este concepto, Erixímaco pronuncia las siguientes palabras:

Mi experiencia de médico me ha hecho ver perfectamente que el exceso de vino es funesto para el hombre. Yo, por mi parte, lo evitaré cuando pueda y nunca lo aconsejaré a los demás, sobre todo, cuando tengan la cabeza pesada de una orgía de la víspera.

Aunque la cita parece solemne, la uso porque me pilla al paso y en una nueva relectura del Diálogo. Me sirve de pretexto para rellenar unas líneas que den cobijo a una realidad y a una idea más general.

Primeros días del verano. Calor en aumento. Vacaciones. Distensión en horarios y en actividades. Fiestas… En casi todos los guisos festivos, un invitado que se repite: el vino. Las últimas tormentas han lastimado bastante la cosecha de este licor. España es uno de los principales productores de vino. Las exportaciones se resienten. Las bodegas se las ingenian para atraer clientes y han creado algo llamado enoturismo, mientras refinan cada día más la elaboración de sus caldos… En fin, mil variables que configuran todo un contexto cultural, social e histórico en torno de este elixir que aligera los sentidos y que debilita la razón.

¿Por qué este empeño en apoyar el desarrollo de una producción que conlleva consecuencias, por decirlo con un eufemismo, escasamente positivas? ¿No habría que ir apuntando poco a poco hacia otro tipo de producciones?

Y un escalón más alto aún. ¿Por qué se hace lo mismo con otras actividades similares? Piénsese, por ejemplo, en el empeño en abrir los bares hasta altas horas de la madrugada, como si eso fuera a ser la tabla salvadora para la humanidad en su manutención y en su escala de valores. ¿No habría que ir pensando precisamente en desincentivar todo ese mundo?

Y en lo alto de la escalera Dicen que estamos saliendo de la maldita pandemia. ¿De qué manera vamos a salir? ¿Qué elementos y actividades vamos a recuperar? ¿Qué modelo económico, de desarrollo humano y de convivencia es el que vamos a apoyar?

Todo parece indicar que queremos que cambie todo para que no cambie nada y se quede como estaba hace solo unos días.

Pesimismo y desánimo.

Pero no echemos todo a los excesos, ni por una parte ni por la otra. Apuntémonos al juego del Arcipreste y a las prácticas de Lázaro de Tormes. En la próxima salida a la naturaleza, echaré una jaculatoria mirando al cielo y contemplando cómo destila una bota de buen vino en mi boca. Con cuidado y con tino, pero hasta terminar el rezo.

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