INVOCACIÓN A APOLO EN
UNA TARDE CALUROSA
Apolo,
hijo de Zeus y hermano de Artemisa,
dios
del arco y la flecha, de las artes,
señor
de la belleza y soberano
del
mundo donde reina la armonía,
inspirador
profético y artístico,
del
bondadoso coro de las Musas,
padre
de tantos hijos, bello amante
de
diosas, semidiosas, héroes, ninfas…
También
dios de la luz, y Sol invictus,
Helios
de las narices, cruel empeño
en
agostar y herir con fuego ardiente
los
frutos de los campos y la vida
con
estos tus calores veraniegos.
¿Por
qué no te refrescas junto a Dafne,
colgándote
un laurel en tu cabeza
y
oliendo sus aromas junto al árbol,
mientras
Dafne te mira desdeñosa?
Demuéstrale
que sigues empeñado
en
conseguir el don de su belleza.
Sugiérele
un bañito entre las aguas,
para
lavaros juntos las raíces.
Atiza
a los caballos de tu carro
y
piérdete en el mar y el horizonte,
vuelve
con menos brío a visitarnos
cuando
el alba te saque de la noche.
Y
deja e llorar, llorón de mierda.
Devuélvenos
la sombra y el fresquito
y
olvídate un ratito de nosotros:
nos
tienes de tus rayos hasta el gorro.
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