martes, 22 de junio de 2021

NUEVO LIBRO. EL BAÚL DE LA MEMORIA

NUEVO LIBRO. EL BAÚL DE LA MEMORIA   

Ne llega, recién salido del horno y con olor a pan cocido de imprenta, el segundo tomo de mis diarios, Notas a pie de vida. Desde mi terraza. 2010. Es el correspondiente a mis escritos del año 2010, el segundo de los publicados, aunque no el segundo escrito. Son trescientas treinta y cuatro (334) páginas que recogen mis intentos de salvar, casi cada día, algún indicio de idea para la consideración y para el futuro. Por el camino y en el trayecto, mi agradecimiento a mis amigos Jesús Majada y Antonio Merino por sus inestimables ayudas para que el proyecto de imprenta siga adelante.

Me siento contento porque, al fin y al cabo, estos tomos -alcanzarán un total de entre quince y veinte- guardarán la memoria de muchas de las ideas que me han movido en la memoria y en la conciencia; en ella he aspirado -y sigo aspirando- a elevar a idea y consideración algún hecho individual que iba surgiendo al paso de los días.

Enseguida he puesto un ejemplar entre mis manos y he deshojado sus páginas para tener una primera impresión acerca del mismo. Es como volver a abrazar a un hijo que se había ido por el mundo durante un tiempo y que vuelve a la casa del padre, con algún regusto de aquella parábola evangélica del hijo pródigo.

Al azar, me detengo en alguna página y releo. Los recuerdos se me hacen presentes, si no con la misma exactitud, sí con parecida intensidad. Y me doy cuenta de que las preocupaciones diarias no han cambiado en mí tanto. A veces, ni siquiera las visiones y las opiniones acerca de casi cualquier asunto. Alguna consideración creo que incluso la podría copiar de nuevo hoy mismo. Los años van matizando las perspectivas, como lo hacen también las lecturas y el paso de los días por el individuo y por la comunidad. Pero uno se va cargando de años y acaso también de criterios, acertados o no, que se mantienen y que ya es difícil que se dejen seducir por los contrarios. Por lo demás, las verdades básicas y los conceptos no son tantos. A ese ramillete de elementos esenciales le vamos dando vueltas y en ellos vamos dibujando perfiles que nos sujeten en una escala de valores y en unos agarraderos mentales que nos permitan seguir viviendo en una senda más o menos regular.

“En la conciencia está el sentimiento trágico de la vida” escribía Unamuno. Creo que tenía mucha razón en estas palabras el rector de Salamanca. Pero es que una vida sin conciencia sencillamente no es vida, es un dejarse llevar inconscientemente por la moda más embaucadora y despersonalizadora. Por ello, aunque la conciencia de las cosas y de la vida acarree el sentimiento trágico, tenemos que cargar con esa cruz para hacer que nuestra vida sea intensa y, sobre todo, nuestra, de cada uno.

Mis diarios modestamente aspiran a eso precisamente, a tomar conciencia de los hechos -mayores y menores- de la vida y a tratar de extraer de ellos alguna consecuencia, primero mental y, si fuera posible, también práctica. Un poquito cada día. Grano a grano de trigo sembrado con mimo y con constancia para que algún día florezca un hermoso trigal.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Independientemente del valor literario y estético, no deja de ser interesante como crónica de vivencias y pensamiento de una época vivida.