lunes, 28 de junio de 2021

DESENMASCARADOS


DESENMASCARADOS

El paisaje cambió como lo hace

cuando se precipita la tormenta.

Era de nuevo ver la cara al aire,

sin el disfraz que da la mascarilla.

Apareció de nuevo la sonrisa

que andaba entre los labios escondida,

se adivinaron besos, resaltaron

los colores al viento en las mejillas,

llegó la sensación de que ya todo

jugaba a recordar lo que había sido.

 

Pero alguno paseaba por las calles

con el mismo disfraz, como con miedo

de mostrar a los otros lo que el tiempo

no consigue ocultar a la conciencia.

Alguien reconoció que se encontraba

mejor con el disfraz que al descubierto:

su fealdad, confesó, era tan grande,

que era mejor velarla y ocultarla:

la pandemia, decía, me ha prestado

la posibilidad del disimulo

en medio de la gente, el autoengaño.

¿Ahora qué voy a hacer si no resisto

ni un momento de verme en el espejo?

Que siga la pandemia y que la máscara

nos vuelva a recordar la vieja Grecia,

sus usos en festejos y teatros.

 

La máscara y el mundo, la sorpresa

de descubrir de nuevo nuestra imagen,

tan débil, tan fugaz, tan pasajera,

y no saber si es cierto lo que vemos

o somos otros seres con la máscara.

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