lunes, 8 de agosto de 2011

A PESAR DE MI MAGULLAMIENTO

Cuántas veces me digo y me repito que los datos me interesan solo si desde ellos consigo trascender a la idea, precisamente para que, desde ella, pueda volver a la aplicación individualizada pero ya universal, o al menos plural. Por eso no discurren por las páginas de este mi “Diario Menor” demasiados elementos circunstanciales ni personalizados.
Pero es verdad que son los hechos mínimos los que van componiendo la vida, esas acciones que suceden como aquello que no necesita ninguna preparación y que, aparentemente, no tiene un sentido demasiado especial. Saber extraer de ellos las ideas generales, en una especie de enseñanza inductiva, no es mal ejercicio.
Este fin de semana, por ejemplo, creo que es una buena muestra de ello. Vinieron el viernes Jesús y Sinda, con nuestra Leti, camino de Málaga, y nos dio tiempo, hasta la mañana siguiente, de conversar unos buenos ratos, como lo habíamos hecho la semana anterior con la visita de Antonio y Mercedes. El sábado, desde mi postración, y a pesar de todos los pesares, nos marchamos a Ávila, a compartir tiempo con nuestros hijos y con nuestra nieta Sara. Con Sara todo se convierte en positivo porque toda ella transforma el medio en el que vive. Su mirada está descubriendo nuevos espacios y, en ellos, diferentes objetos especiales y extraordinarios. Sara miraba al cielo y me decía: “Abu, mira, la luna”, y apuntaba hacia lo alto con sus deditos tiernos y con su mirada extrañada; “Abu, mira, nubes”, y repetía el gesto. Y yo con ella. Su espacio, como digo, se agranda y se ilumina; su mundo se hace de otras dimensiones; su vocabulario crece y su vocalización empieza a tomar matices y a precisar las palabras y las frases cortas en las que todavía se mueve; su cuerpo de niña se armoniza y sus ojos delatan una viveza extraordinaria. Es mi familia mi finca favorita, son los mojones dentro de los que mejor me muevo y me resulta el refugio más seguro al que acudir. Como Juan Pablo también vino con nosotros, todo transcurrió por el mejor camino y, a pesar de mi cansancio y de mis magullamientos, volvimos para casa con satisfacción externa e interna.
Ayer me aguardaban mis hermanos en Cuatro Calzadas para comer juntos y pasar otro día en compañía. Mi familia es muy grande y nueve hermanos dan suficientes dificultades como para que las reuniones se espacien más de lo deseado. Creo que, después del viaje a Ávila y con mi espalda y mis piernas aún quejosas y doloridas, era por lo menos un osadía, si no una temeridad, volver a sentarme en el asiento de un coche. Mis ganas pudieron más y nos echamos a la carretera. Y de nuevo el día transcurrió en el mejor tono. Lo alargamos hasta el anochecer en Valdemierque, pueblecito en el que Leopoldo ha levantado casi un palacete en medio de un secarral. Volví muy cansado y con ganas de descansar pero feliz. Hoy recupero el descanso.
Cualquiera de los dos días me confirma lo importante que es tener lugares y personas que se sientan cerca y  a las que tú sientas también cerca. Cualquier hecho encuentra un acomodo más sencillo en estas coordenadas y en estos ambientes, cualquier circunstancia se relativiza, cualquier suceso espectacular de los que nos invaden cada día tiene su parapeto en estos sentimientos. Tal vez por eso me sigue pareciendo tan importante el cumplimiento de la buena voluntad y de las intenciones positivas. Al fin y al cabo, el ser humano aspira, lo diga o no lo diga, a dejarse querer y a querer a los demás. Si ese querer es además próximo y se ve recompensado, todos los días se aclaran y el horizonte se ve siempre más despejado.
La convivencia, aun llevándose bien, resulta muy difícil, y, si no nos llevamos bien, casi imposible. Tal vez por eso la suerte de encontrar círculos de buena voluntad y de miradas comunes. Yo creo que tengo mucha suerte con mi familia. Aunque me cueste algún día más la recuperación de mi cuerpo tambaleante.

3 comentarios:

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Gutiérrez Turrión:

Me alegra que se vaya reponiendo y ver que vuelve a escribir.
Y que esté rodeado de sus personas queridas, familia y amigos.
Le dejo una canción Abuelito dime tú para su nieta y Leti;
y esta otra que habla de 'magulladuras', para que practique un poco el inglés. U2 With or without you

Saludos.

P.D.: Añado el enlace de la wikipedia, sobre Johanna Spyri, autora de Heidi.

Anónimo dijo...

Como veo,dado el ajetreo de tus viajes, que tu espalda está firme y que ya nada te atemoriza,poned rumbo al sur de una vez.Aquí acabarás de recuperarte y Nena podrá descansar de ti.
Antonio Merino

mojadopapel dijo...

Me alegro pasar por aquí otra vez y ver que tu recuperación, aunque lenta, sigue su curso...no desesperes maestro rodeate de los que te quieren, son tu mejor apoyo..yo también lo he hecho en estos días.Ánimo.