sábado, 30 de junio de 2012

CAMBIO DE EJECUTIVA LOCAL EN EL PSOE DE BÉJAR



El PSOE de Béjar ha cambiado su Comisión Ejecutiva. Lo hizo ayer en una asamblea a la que acudió la tercera parte de su militancia. Se cumplieron todos los rituales de forma y ahí está todo limpio como si siempre brillara el sol. Sin embargo, no todo es luz precisamente. Y bien que lo siento.
La asistencia solo de la tercera parte de los militantes no se puede explicar fácilmente si no es desde cierta división interna, desde alguna desidia provocada vete a saber por qué, desde la falta de atractivo del hecho, desde el sentimiento de cierta inutilidad, y, para no seguir con la serie, desde un ambiente manifiestamente mejorable en el que todo el mundo tiene su parte de culpa.
Aunque solo fuera por el orden cronológico, no estaría de más empezar dando las gracias a los que lo dejan por las horas que le han prestado a su función. Con absoluta independencia de los mejores o peores frutos, aciertos o desaciertos. Sigo pensando que esto de la cosa pública es de las acciones más nobles que el ser humano puede desarrollar, sobre todo porque siempre apunta al beneficio del común y no al egoísmo personal, mientras que las actividades más personales apuntan casi siempre a la obtención del beneficio propio y a la mejora individual. Otra cosa es que todo el mundo se emplee con desprendimiento y con cierta solvencia: no es fácil y la tentación habita en cualquier sitio. Pero sean las gracias para todos.
Me ha parecido ver a Cipri, durante estos años difíciles para él en lo personal y en lo político, como una persona honrada y que ha buscado siempre el beneficio de la ciudad. No es sencillo el trabajo en según qué condiciones sociales, personales o mediáticas. Y, repito, creo que él no las ha tenido fáciles nunca. En algún foro en el que él ha estado presente, me he manifestado sobre algunos aspectos en los que no estaba de acuerdo, a veces con alguna crudeza pero creo que siempre con corrección. Mis divergencias siempre han tenido que ver con alguna de las formas más que con las orientaciones y con las intenciones. Por resumir, creo que Cipri ha sido, y seguirá siendo siempre, eso que se llama un “hombre de partido”. Me parece que eso, cuando se acentúa mucho, tiene sus ventajas pero también sus inconvenientes, y no pequeños. Y más aún si la permanencia en los cargos se estira en el tiempo más de lo conveniente.
Releo la lista de la nueva comisión ejecutiva y no encuentro caras nuevas. No puedo esperar, por tanto, cambios importantes. Es verdad que cambia el secretario general y es él el que, se quiera o no, marca cierta impronta. Pero no tengo datos suficientes como para poner la mano en el fuego, ni a favor ni en contra de la persona que ahora ocupa este cargo. Es obligatorio concederse un tiempo antes de emitir opinión.  A todos les deseo suerte y a todos les doy las gracias por su ofrecimiento para empujar y por su dedicación.
Siempre he pedido que cualquier persona que acceda a una representación lo haga desde alguna experiencia y con algunos datos en la mano de participación y de expresión pública. Lo diré de otra manera: hay que saber con qué se cuenta y qué se vota para que no haya sorpresas.  El tiempo termina enseñando un poco a todos, pero, en este caso, creo que hay que venir ya enseñados de casa. Estaremos atentos.
Por lo demás, lo que tenía que decir ya lo dije en el sitio y a la hora adecuada. Por ahí quedará escrito y, por supuesto, también en mi archivo. Los cargos pasan siempre, las torres caen y los castillos se levantan. No pasa nada. Las ideas, sin embargo, siguen ahí martilleando en la mente y recordándonos que la historia la tenemos que construir entre todos y que no es lo mismo tejerla de una forma que de otra, basándose en unos principios o en otros, orientando los esfuerzos en una dirección o en otra. El tiempo dirá.

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