En medio de esta tempestad creciente de la desesperación, vuelven a sonar con fuerza los sones de otra reforma educativa. Sé muy bien aquello de primun vivere, deinde plilosophare y comprendo que quien no llega a fin de mes se puede molestar si se le invita a reflexionar sobre otros asuntos diferentes. A pesar de todo, me sigue pareciendo de ley recordar que hay asuntos en los que nos jugamos muchas cosas para el futuro, entre otras, la forma de conseguir y de repartir el pan. Creo que es el caso del modelo educativo.
Volveré a recordar y a recordarme algunas cosas:
a) El asunto es tan importante, que a mí no me extraña que los distintos gobiernos echen el resto en cuanto pueden para implantar su modelo propio. Yo lo entiendo perfectamente y descreo de la afirmación tan repetida por todos de que es muy malo cambiar tantas veces de modelo y que casi todos los males se los debemos a esos cambios de sistema. Pido perdón por tener que añadir que me estoy refiriendo a los asuntos mollares, no al resto de los elementos de organización: no estoy seguro de que cualquiera lo entienda.
b) Si alguien me reprocha que la ley es ideológica, le responderé que por supuesto, y que también me parece elemental que así sea, como son ideológicas y políticas las huelgas, los sindicatos o las asociaciones de mujeres. Todo debería ser resultado de una ideología determinada. ¿O no somos seres con capacidad para pensar?
c) Si así fuera, la batalla habría que darla precisamente en el terreno de las ideas, de esos principios lógicos trabados que fundamentan las ideologías. Por lo tanto, si hay que ir contra alguna ley o contra cualquier apartado de una ley, ha de ser por no compartir la ideología que la sustenta, es decir, por las ideas, por la ideología.
d) Tampoco necesito repetir mi convicción de que un buen sistema educativo es básico y esencial para vertebrar una sociedad justa, social y progresiva.
e) Leo que, en la nueva ley, se elimina la asignatura de Educación para la Ciudadanía, se recupera el carácter evaluable de la Religión y se implanta obligatoriamente una asignatura de Ética como alternativa a la Religión. Y, con independencia de las creencias de cada cual, me parece gravísimo que esto se produzca.
f) Durante toda mi carrera profesional -salvo una honrosísima excepción, y solo de manera parcial-, siempre he visto cómo los profesores de religión adoctrinaban a sus alumnos en unos supuestos alejados de la razón, interpretados desde su dogmatismo y exclusividad, y con el cebo continuo de las salidas festivas para que se apuntaran a sus clases los alumnos.
g) Volver a recordar y a exigir que la religión ha de ser practicada en el templo o en cualquier otro lugar externo a un centro educativo parece a estas alturas tan elemental como redundante.
h) Cuando ejercía como profesor, siempre reivindiqué por los pasillos esta condición con la expresión en voz alta que repetía a cada hora: “Paso al laicismo”. Y jamás entré en una clase en la que faltara el llamado profesor de Religión si tenía que sustituirlo.
i) ¿Por qué no se estudia (digo “se estudia”) historia de las principales religiones, incluido el pensamiento del ateísmo? ¿De qué se trata, de adoctrinar y fanatizar o de abrir caminos mentales para que la persona piense y después libremente elija?
j) ¿Qué hace ahí gente elegida por la jerarquía eclesiástica, sin las exigencias académicas ni éticas que se le exigen a cualquier otro docente, a la que tenemos que pagar todos y que no controla el sistema social y democrático?
k) Tarde o temprano, la verdad elemental se irá abriendo camino, pero a mí no me hace gracia que no lo haga desde la normalidad del pensamiento y del sentido común. Al final todo se tendrá que volver contra sus propios promotores y valedores, pero, mientras, dejan el camino sembrado de mala leche, de enfados y de beneficiados particulares.
l) Todo ello contribuye a crear una sociedad más oscurantista, inmovilista, desigual, injusta, irracional, egoísta y anclada en el más remoto pasado.
m) Me parece que es exactamente el espíritu contrario al que alentaba el fundador de la religión cristiana. Pero, como tienen la exclusiva de la interpretación, ah… se siente.
n) Y luego, para más recochineo, se consideran perseguidos. ¿Por qué insultan? ¿Por qué se mofan desde sus situación privilegiada? ¿No se dan cuenta de que, así, promueven un movimiento inevitable de recelo, de rechazo y hasta de enfrentamiento entre los ciudadanos?
o) La repercusión de un modelo educativo en la sociedad en muy grande. Por eso es necesario que cada uno se ponga en su sitio y argumente lo que tenga que argumentar. Yo vuelvo a decir que me siento insultado y abochornado con este apartado del proyecto de ley de Educación. Que sirva de desahogo simplemente.
p) Quizás no sería tan beligerante en otros aspectos, pero hoy tocaba lo que tocaba.
En fin, lo que hay que Wert.
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