CUESTIÓN DE AMIGOS
Me detengo en la luz de las mañanas,
mirando cómo pasa por el aire
la densidad del mundo entre la bruma;
si subo paso a paso hasta los pinos,
se me viene a la vista todo el monte
y el cielo se me pone por montera.
Allí convoco a cónclave a las cosas:
a la lluvia dormida entre los charcos,
al invierno grisáceo que ha oxidado
las calles y los patios, a los ecos
de todas las palomas y las nieves
que han dejado el recuerdo río abajo.
Me quejo de las nubes que me ciegan,
de la luz que me invento
en los entresijos de mis soledades,
y creo que me sonríen con dulzura,
con una cucharada de nostalgia
y una pizca de amor en sus sonidos.
Se viste como nunca de aromas la mañana
y yo exhumo rumores de luces y de brisas.
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