Y NO VEO MÁS QUE ESTRELLAS
Cuando la noche llega, miro al
cielo
y no veo más que estrellas,
esos focos de luz que giran
libremente
buscando una verdad a la que
asirse,
para gritar que no hay por qué
creerse
que todo se disipa y se disuelve
más allá de los límites del
tiempo.
Parece que jugaran
al juego del más tierno
desconcierto,
colgadas allí lejos, en un circo
sin red y sin aplausos,
en el más enigmático silencio.
De pronto viene el día
y el sol lo tiñe todo
en violencia de luz. Nadie diría
que hay ya zonas oscuras
ni dudas en el cielo.
Es tan solo apariencia.
porque llega la noche y se repite
el mismo ritual del desconcierto.
Yo elevo mi mirada y acompaño
esa danza febril de las estrellas
buscando, de su mano,
ese imposible punto en que apoyar
mis ojos.
Y no veo más que estrellas en el
cielo.
Y me ciega la luz de sombra y
noche.
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