Mi querida desconocida:
Dicen que hay algo mejor que amar
y no me cuesta creerlo. Aseguran muchos filósofos que es contemplar los objetos y las personas.
Entonces yo te amo. Te amo porque te contemplo sin que tú te des cuenta -o tal
vez sí lo hagas pero me castigas con la esquiva de tu indiferencia-. Te amo
porque cada día veo, miro, observo, contemplo tus pasos por los pasillos y por
la calle. Te amo porque me llevo tu semblante para casa y hasta en el fondo del
vaso se dibuja tu figura. Te amo porque hay algo que me dice que tú quieres que
te ame. Y, si tú me lo pides, yo no podré negarme.
Pero vas a dejarme que te diga
que mi amor no me pide tu voluntad ni quiero que el tuyo me pida la mía. Déjame
que te exija, para que mi amor sea hermoso, que vivas en el reino de la
libertad. Porque te quiero libre como el aire de cada día, porque te exijo
libre como un reloj sin mandos, porque te pido libre como el canto de un
pájaro, porque necesito la certeza de que tú eres más tú solo porque eres tú,
porque los demás son otros desde que tú eres tú, porque eres un ser irrepetible
desde el momento en que eres un ser, porque tus deseos son tuyos y nadie tiene
que traspasar tus fronteras, porque el mundo se ha hecho para que tú lo violes
y no para que tú seas violada…, porque todo te mira y te contempla y yo te
quiero libre.
Por todo eso y por mucho más, me
vas a permitir que yo te siga contemplando como acto supremo de mi amor. Porque
cada mirada será nueva y tú serás siempre nueva en mi mirada, porque tú soñarás
tu mundo y será solo tuyo, porque cada mañana el sol saldrá para ti y tú lo
mirarás también y le agradecerás su presencia, porque cada fin de semana nadie
te pondrá pegas ni cortapisas a tus horarios, porque nada ni nadie podrá poner
un pie sobre tu vida, porque beberás a chorros el zumo de esa vida, porque no
deberás a nadie los gozos ni las sombras, porque tú serás tú.
Y aun un esfuerzo más he de
pedirte. Porque te quiero libre y no de nadie. No seas ni de ti misma, sé toda
fuerza viva, corazón reventado, alma que estalla, cómete tus vestidos y tus
modas, descansa en el desnudo, sé una diosa menor de tus anhelos, refréscate y
anúnciate libérrima, no busques ni permitas que nadie embride tus caricias,
mira de frente al mundo, ríete del espejo y de la noche, despierta con la
inercia y con la esencia, no des tregua al deseo, sáciate con las risas, dibuja
una sirena y descúbrete en ella, no des pábulo al dicho ni quieras que te
quieran, no busques otros dioses ni siquiera a ti misma. Y nunca serás mía,
pero tampoco tuya.
Somos todos esfuerzos sin
sentido, ballestas sin destino, proyectiles sin blanco, aguas en mares.
Rompamos los estanques, las paredes, que las tardes nos pillen siempre sudando
amores, asustando a la vida, comiéndonosla a muerdos, sin tiempo para nada si
no es para ella misma.
El amor, de esta forma, será
mucho más largo y acaso más profundo. Porque tú te irás lejos y yo seguiré
viendo tu figura, dirás adiós a todo sin saber que te sigo por todas las
esquinas, renovarás tu vista sin estar yo delante, seguirás cumpliendo tu
sagrado deber de ser tú misma, y haré verdad los versos “mil gracias derramando / pasó por estos sotos con presura, / y yéndolos
mirando, / con sola su figura. / vestidos los dejó de hermosura”.
En fin, lo dicho, amada, déjame
que contemple tu figura y así seré feliz. Si ha de ser algo más aquí lo espero,
con la mirada alta, con el sentir pausado. Un abrazo muy fuerte y sé tú misma.
3 comentarios:
Maravilloso sentimiento.
Ayer te lo escuché en un entorno bucólico. Hoy lo leo con más calma y me parece soberbio.
Bello y profundo.
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