LA
LLAMADA DE LAS COSAS
Hoy el camino fue en sentido inverso:
me sedujo el rumor de los sentidos
y atendí la llamada de las cosas.
La idea se hizo olvido y se hizo nada
y fui solo sentir y ser sentido.
El color se olvidó de ser concepto
y vivió en amarillo, verde o rosa,
porque fueron las rosas y los lirios,
y el verde en la pradera y en las ramas.
No alcancé la belleza, sí lo bello
en una bella mata de lavanda.
Bajé del cielo al valle, toqué tierra,
respiré la fragancia de los árboles
y fui naturaleza, simplemente,
uno más entre tantos, el milagro
del mundo de la Física y la Química
en plena evolución y en un misterio
en que se ordena el caos y, al mismo tiempo,
se vuelve a destruir y a reordenarse.
Mis ojos se
vistieron de hermosura
tan solo con mirar y ser mirado,
con oler y tocar, pues fue hoy el día
de la fiesta de todos los sentidos.
3 comentarios:
Parece fácil ser poeta en Béjar
con campos de colores, arroyos rumorosos
y cielos de algodón.
Ven, atrévete e intenta el doctorado
en este secarral, en que me ahogo,
yermo, estéril, baldío y asolado.
Tiene razón Antonio Merino. Podemos disfrutar de este privilegio que nos regala la Sierra de Béjar.
Os invito a los dos a una nueva lectura, aquella que enfrenta la abstracción en la idea y la inmediatez de la realidad en los sentidos, tanto en el fresco como en el secarral. Por lo demás, estos parajes acogen a todos y a todos os aguardan. Abrazos.
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