Cómo pierden sentido las cosas ya vividas
si no las recupero y las convoco
a una reunión feliz de cumpleaños.
Vienen unas de lejos,
con trajes de ocasión. Son sus miradas
como las de un perdido confidente,
que pide con rubor sitio y permiso
para ocupar lugar en la velada.
Otras sencillamente
pasan sin saludar,
recuerdan su salud y su certeza,
su actividad tan próxima. No sienten
que todo hay que ordenarlo nuevamente
para que entonces luzca en su medida.
A todas las obligo a un pasamanos
y, cuando se me acercan, las saludo y
les saco una instantánea con objetivo macro.
Después,
cuando llega el sopor de sobremesa,
me retiro a mí mismo, a mi reposo,
a mis espacios solos, a mis sueños,
y veo pasar el tiempo en sus memorias,
en mi memoria explícita
del tiempo ya pasado.
Hay un rumor entonces de voces encendidas
que tiemblan en mis labios,
de sonidos lentos y extasiados,
que me dicen rumores
de lo que reconozco casi extraño,
aunque sé que es del predio de mis actos.
Cambio entonces las leyes
que dicen que dominan el empuje
del tiempo,
y soy un dios menor en mi desvelo.
Hoy me visto de tiempo
para acoger las manos
que vienen a sentarme
a la vera del mar que componen los años.
5 comentarios:
Aunque con 35 minutos de retraso, me alegraré de saber que sabes que hemos pensado en ti. Y con el pensamiento, que vuela más alto que nave, te hago llegar 61 besos y un abrazo así de grande.
Thank You.
Antonio.
Felicidades.
A.Merino
Buenas noches, profesor Gutiérrez Turrión:
Sin pasamanos,
Muchas felicidades
en mar de años.
Le dejo una canción:
Mirando al mar, versión de Javier Krahe
Saludos.
Jo, ¡qué retraso tengo!,¡felicidades atrasadísimas, pero que sean muchas!.
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