Me gustaría decir palabras sabrosas acerca de la vida, pero mucho más me gustaría vivir esa vida con intensidad.
Me gustaría dar noticias acerca de la paz, pero mucho más me gustaría vivir en esa paz.
Me gustaría definir con exactitud el concepto de la amistad, pero mucho más me gustaría sentir la presencia de mis amigos.
Me gustaría poder sintetizar con precisión lo que ha significado la historia del pensamiento, pero mucho más me gustaría ser capaz de construir mi propio edificio en el que quepa mi pensamiento propio.
Me gustaría alcanzar la sabiduría del sentido común y redactarla en un sencillo tratado, pero mucho más me gustaría reconocer una obra que portara el sello del sentido común aplicado por mí.
Me gustaría polemizar acerca de lo hermoso de la bondad, pero mucho más me gustaría ser bondadoso en todas las situaciones en las que la verdad no se inclina hacia ninguna de las partes en conflicto.
Me gustaría tener un altavoz muy potente para poder gritar al mundo la insensatez que se cuela a cada segundo por nuestros medios de comunicación, pero me gustaría mucho más saber rechazar personalmente alguna de esas incitaciones que se me meten por los ojos.
Me gustaría mucho que los demás entendieran que necesito que me quieran, pero me gustaría tanto o más reconocer que yo también tengo que quererlos a ellos.
Me gustaría saber que la vida me ha ofrecido y me ofrece muchísimas cosas positivas, enriquecedoras y estimulantes, pero me gustaría saber reconocer que yo tengo que intentar devolverle a la vida más o menos lo que ella me ofrece a mí cada día.
Me gustaría que me gustaran muchas más cosas de las que me gustan, pero me gustaría mucho más que yo mismo hiciera posible que otras muchas cosas pudieran hacerse agradables a los demás.
Me gustaría saber por qué realmente me tiene que gustar lo que me gusta y me llama y me grita para seguir en pie y mirando sin fin al horizonte.
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