domingo, 2 de diciembre de 2012

SENTENCIA PARA DÍAS IMPARES


SENTENCIA PARA DÍAS IMPARES

Considerando
que al menos siete veces por semana
necesito una dosis de inconsciencia
para no perecer en el intento
de este trabajo inútil de la vida,
me pongo en posición decúbito supina,
cierro la puerta y desconecto el timbre,
me olvido de leer los titulares
de todos los periódicos,
me dejo de sospechas y de dudas
sobre el valor o el flujo de la vida,
les pido a mis amigos los filósofos
que cierren su taller por vacaciones;
si por azar se ofrece una batalla,
me doy directamente por vencido,
y anoto en el calor de mi cuaderno
algunas sensaciones placenteras
que me regala el mundo cada día:
la luz en la ventana, los aromas
del viento que me briza, esa sonrisa
que se puso a mirarme
y que no se ha bajado de tus ojos,
el sabor de la fruta, o la presencia
de su recuerdo en la fotografía.

Así voy componiendo la semilla
de un léxico que canta y que me habita,
y tengo la certeza
de que estoy en el mundo.
Hay tardes en que incluso me incorporo,
me visto de solemne
y salgo a la ventana dando gritos:
“Respiro, vivo, canto, luego existo.”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿No tienes alguna para las agresiones sufridas por docentes a manos del hijo, padre y madre, y jaleadas por estos dos últimos?
(Vocal Junta Directiva del B.P.)
Alex.

Anónimo dijo...

Hola:
Mi petición anterior tal vez esté fuera de todo lugar.
Gracias por todo lo que creas y compertes.
Alex.

Anónimo dijo...

pues los socios no queremos que esto se convierta en un refugio de presuntos agresores