He asistido en los últimos
días a un par de episodios que reinciden machaconamente en la presentación de
esta religión mayoritaria de la comunidad como algo patético, lleno de miedo,
inabarcable, esotérico y lleno de goteras y de duendes malditos por todas
partes.
Sábado día 5. Ocho y media de
la tarde noche. En el teatro Cervantes se representa una obra cuyo título no
recuerdo, ni falta que hace. Dos actores con oficio, extraordinaria
vocalización y dominio de la escena. Se trataba de poner en escena el
enfrentamiento de algún representante de la inquisición y de Teresa de Jesús en
la decisión de fundar nuevo convento y de reformar la orden del Carmen con el
traslado de la Encarnación de Ávila al convento de San José de la misma ciudad.
Durante una hora y media no vi otra cosa que amenazas por todas partes para esa
mujer por parte de las autoridades. Y eran todas amenazas basadas en la
autoridad y en la posible existencia de faltas y de pecados por parte de la
reformadora. Por la otra parte, la buena mujer se defendía como podía pero
también siempre desde la llamada al sacrificio, a la negación, al miedo al
infierno, a mandatos oscuros de Dios y dibujando un panorama lejano a la
normalidad y a la sencillez.
Ayer y hoy he dedicado horas a
la lectura de “El libro del ascenso y descenso del entendimiento”, obra del
mallorquín Ramón Llull, hombre de personalidad variadísima, poeta, místico,
filólogo, poeta y mil cosas más quien, a comienzos del siglo catorce escribió
un intento de método para razonar con el que alcanzar cualquier conocimiento.
Por supuesto, termina con el conocimiento último de Dios. Por el camino ha ido
informando de cómo llegar sin error al conocimiento de los elementos minerales,
vegetales, animales, hasta llegar a los ángeles y a Dios. De esta última parte
copio un párrafo para ilustrar el fárrago nominalista y conceptual en el que se
mueve:
“DE LA SINGULARIDAD DE DIOS:
1.- Desea el entendimiento adquirir (en el modo posible) noticia de las divinas
personas, y de qué modo son en la esencia de Dios y de sus razones o atributos,
para lo que considera cinco principios, con los que pretende investigar de qué
modo las divinas personas lo son, cuyos principios son: la acción, distinción, concordancia, igualdad, y medio, y para ello
discurre así.
2.- La primera persona es un
ente que por sí mismo existe y por sí mismo es lo que es; la naturaleza divina
es activa, y así mismo lo es su unidad, bondad, etc., la misma naturaleza se
activa naturando, porque el naturante es activante y personante, el cual es la
misma naturaleza, produciendo el naturado personado, que es otra persona, y
todo esto con el naturar por amar, el cual es otra persona, y así toda la
naturaleza divina es activa pasionada y actuada en dichas tres personas, sin
las cuales fuera ociosa y anulada, en cuya naturaleza una persona es el
naturante, otra el naturado y otra el naturar por amar, de que se sigue la distinción
de personas, de manera que una no es la otra en la misma esencia, sino es que
las tres de tal manera tienen concordancia, que cada una por sí misma es una persona,
y son entre sí una misma esencia y naturaleza, y esto igualmente, porque el
naturante de todo sí mismo produce naturado, y entrambos espiran al Espíritu
Santo igualmente de toda su esencia y naturaleza, el cual Espíritu Santo está
en medio del Padre y del Hijo igualmente por el amor, como el engendrar, que
igualmente está entre el Padre y el Hijo por el entendimiento.” Olé tus narices.”
¿Es que no hay formas más positivas
y amorosas de presentar la existencia de un Dios? ¿Por qué meten tanto miedo? Y
luego no quieren quejas. Porque con el miedo ya se sabe que se consigue
despersonalizar y deshumanizar al ser humano. Y con el acojono viene la sumisión.
Y la falta de libertad. Y la esclavización. Y el aplauso al poderoso por parte
del débil. Y la violencia en nombre de lo desconocido. Y todo eso que puebla
nuestros días y los demás días.
Como decía un sabio que murió
en la Costa del Sol hace muy pocos meses, yo no sé si existe Dios, pero, desde
luego, este que presentan no puede ser real pues, si así fuera, habría que
combatirlo por oscuro y por cruel.
Y eso que he aportado datos de
dos personas ilustres, esforzadas y de la mejor voluntad. En otros niveles es
mejor ni siquiera entrar.
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