VIAJAR
Viajar por el
fulgor de las estrellas
hasta cegarse
en luz y descubrirse
en otras
dimensiones más brillantes,
adentrarse en
los mares y a su arrullo
sumergirse en
sus simas más profundas,
conducir
hasta el fondo de los bosques
en busca del
silencio más sonoro,
atravesar
volando cualquier cima
y hacerse
compañero de la águilas,
viajar con Julio Verne hasta que el centro
de fuego de
la tierra nos abrase…
Sentarse sin
horario en cualquier parte
y contemplar
con calma
el alma de
las calles más estrechas,
saludar a los
trenes cuando pasan
hacia ninguna
parte o asomarse
para decir
adiós desde un balcón.
Perderse en
el fragor de los caminos
para sentirse
más a ras de tierra,
venir hacia
uno mismo, a la aventura
de descubrir
aquello que dormía
sin esperar
siquiera la mañana,
atreverse a
soñar con otras claridades,
aunque vuelva
la noche sin remedio,
abrir nuevos
caminos desde la biblioteca
y encontrar con
sorpresa menos tráfico,
hacer la
mejor fiesta con los versos giróvagos
que vagan sin
descanso por el mundo…
Viajar,
viajar sin tregua, aunque los trenes
no lleguen a
la hora y los hoteles
cuelguen cartel
al viento de completos.
Pero al final
volver para contarlo
y que duela
en la herida la memoria
de todo lo
vivido.
Todo es
viajar sin causa ni destino.
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