CÓMO DUELE LA AUSENCIA
También la luz anhela
acariciar el cuerpo que la mira.
Después, cuando los dos se funden,
todo es diafanidad, fulgor, destello.
El cuerpo recupera la memoria
de los momentos en la oscuridad.
Es el instante exacto en que conoce
cómo duele la ausencia
y cuál es el sabor de la presencia
en la que de saber también se olvida.
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