Y que Ernesto Sábato me perdone.
Compartí ayer la tarde con los
alumnos de la Universidad de la Experiencia en su aula de Béjar. MI exposición
tenía que ver con los “Himnos de Béjar: características y vigencia”. En
realidad, la reflexión quería que sirviera para saborear la posible sustancia
de cualquier himno, pero yo quise ponerles delante de sus miradas aquellos que
les resultan más próximos por geografía y por historia.
Seleccionaron los más
representativos: Himno a Béjar, La Bejarana, el Himno a la Virgen del Castañar
y el Himno al Béjar Industrial. Confieso que eran los mismos que aquellos en
los que yo había pensado. Alguna aproximación somera al concepto de himno y
repaso de aquello que cada uno de los seleccionados incorporaba.
Creo que esta reflexión no se había
hecho nunca en Béjar, ciudad que, según mi opinión, siempre parece andar
mirando al pasado, sin entender que lo que realmente importa es aquello que
repercute en el presente y anuncia el futuro.
Y aparecieron las características
propias de estas composiciones: exageraciones, realidades trasnochadas, escalas
de valores desfasadas…, e imágenes muy alejadas de los sentimientos presentes.
Sin forzarlos apenas, con alguna forma socrática por mi parte, ellos mismos
fueron desgranando sus apreciaciones. No eran precisamente muy positivas, ni en
la forma ni en los contenidos. Yo no hacía otra cosa que orientar y asentir.
Sin embargo, los himnos siguen
existiendo y creo que son necesarios; las comunidades necesitan ejemplos en los
que mirarse para imitarlos y hasta para sentirse en alguna medida cobijados y
arropados. ¿Qué tipo de modelos son los que convertimos en nuestros días en héroes?
En la adecuación de los mitos a las nuevas realidades andamos perdidos y no sé
si realmente nos encontramos.
Acaso esta ciudad estrecha tenga que
dejar ya de mirarse el ombligo y ponerse al día en esto de elevar altares a sus
modelos, a sus héroes, a sus ejemplos, a sus hijos predilectos, a sus
ciudadanos de honor, a sus pensadores, a sus creadores, y a tantos como viven y
trabajan con sencillez y sabiduría, por más que no se preocupen demasiado ni de
medallas ni de medallones. Tampoco creo que los nuevos héroes de la sociedad en
general (comerciales, musicales, deportivos, audiovisuales…) puedan levantar la
cara sin sonrojo ante los del pasado, por más que los del pasado no nos
satisficieran del todo a los que ayer compartíamos aulas.
No sé si no seguimos aún sobre héroes
y tumbas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario