lunes, 15 de mayo de 2017

¿UN DEBATE DECISIVO?


Cuando escribo estas palabras, “Los candidatos a liderar el PSOE se miden en un debate decisivo”. Ese es el titular de un periódico nacional. Me quedo con las tres partes del enunciado.
“Los candidatos a liderar el PSOE”. Doy por bueno que los tres son candidatos, aunque parece que uno posee menos posibilidades; pero que el derecho no selo quiten, por favor. No entiendo muy bien qué alcance tiene eso de “liderar”. ¿Hasta qué punto la imagen y las decisiones de un dirigente tienen que ser las suyas o las que acuerden los órganos colectivos e incluso los militantes? Átenme esa mosca por el rabo. Y en esta ocasión más aún, pues duele todavía una ruptura en la que se opusieron esas dos posturas. Dejaré de lado la vigencia de todas las siglas del PSOE, no siendo que alguna se le haya caído o ladeado un poco por el camino.
“Se miden”. Está bien el uso de un término que no hiera ni provoque sangre. Esta metáfora suave (la estatura física poco importa y la moral debería ser conocida) quizá quiera indicar que ninguno está dispuesto a dar mamporrazos a los otros, tal vez para salvar la imagen de gente que pertenece a la misma organización. Confrontar siempre está bien, si se hace con educación y con mesura, sin ocultar nada pero sin apabullar a nadie, con humildad y sin mala sangre. Pues que se “midan” y que el metro se estire para los tres.
“En un debate decisivo”. ¿Un debate decisivo? ¿De verdad que de un debate puede salir el ganador y el líder de un partido para los próximos años? ¿Es que no los conocemos? ¿Tienen algún conejo escondido en la chistera? ¿Son engañabobos? ¿Los que los sigan en el debate no tienen ya conciencia formada? ¿Qué confianza pueden despertar en mí aquellos que deciden su voto solo por las palabras de un debate?

No voy a ver ese debate que ahora mismo se estará desarrollando. Creo que las personas son importantes, sobre todo para elegir a las mejores y más capacitadas; pero mucho más importante me parece el desarrollo de las ideas, y esas están en todas las personas, o deberían estar. Tengo la impresión de que, también en este caso, se va a votar mucho más con el corazón que con la cabeza. De los berrinches y de las venganzas ocultas poco jugo se sacará. Mana mucha más agua clara de la reflexión serena y pausada. Y yo de esa, en mi contexto, he visto poca. Más les valdría a los que tan claramente se deciden en público por un candidato (ejerciendo su libertad, por supuesto) que promovieran el intercambio de ideas, la reflexión sobre las mismas y la manera de llevarlas a la práctica en sus proximidades.

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