Presentamos ayer el libro preparado
por José María Hernández Díaz, con textos de Nicomedes Martín Mateos. Son
ensayos breves publicados en la Revista de España entre los años 1871 y 1887.
El autor reflexiona acerca de temas
diversos, pero todos ellos guardan relación con su Espiritualismo y con la
comparación que del mismo hace con el resto de las principales corrientes
filosóficas.
No da ni un paso atrás en sus
pensamientos y en sus convicciones. Todo parte de la concepción que el autor
tiene acerca del origen y de la esencia de las ideas. Las concibe como
distintas de las cosas, anteriores a ellas, innatas, eternas, existentes en un
ser superior que se descubre como Dios y prestadas en el ser humano desde ese
Dios eterno. A partir de esta base, todo se supedita al acomodo de esas ideas a
las de Dios y a modelar toda actuación con tal de que se adecue a la perfección
divina: el derecho, la moral, las ciencias, la industria, la actividad pública,
la acción de cada individuo… Por ello, su sistema filosófico, El
Espiritualismo, tiene extensión en infinitas concreciones reales y ya perceptibles por los sentidos.
Es demasiado suponer que las ideas
poseen las características que les atribuye Nicomedes. A partir de esa duda
razonable, todo se tambalea bastante en mi opinión y no sé si resiste una
aprobación general. No obstante, como ya he manifestado en otras ocasiones,
rezuman los escritos de Nicomedes una fortaleza intelectual visible, una bonhomía
muy notable y un entusiasmo sobresaliente en busca del bienestar moral y social
de la persona. Por ello creo que, sobre todo, hay que leer y ver a Nicomedes
como un humanista amplio y honrado, como un pensador que observa una realidad
no demasiado clara desde las actuaciones sociales y políticas y mucho mejor
ajustada desde una actitud personal, recogida y en pensamiento particular. El
recorrido vital de Nicomedes, apartado, individual y lejos del tráfago social
creo que explica bastante su concepción filosófica. ¿O acaso la explicación hay
que encontrarla haciendo el camino al revés?
Desde entonces ha llovido mucho, el
pensamiento se ha desarrollado al compás de la ciencia y de la tecnología, la
biología nos ha enseñado demasiadas cosas, la psicología también, casi todo nos
va reduciendo a una realidad más consciente y menos ensoñadora.
Pero Nicomedes sigue ahí, invitándonos
a pensar, a reflexionar acerca de nosotros mismos, de nuestras glorias y de
nuestras miserias. Estas son las gentes que merecen la pena. A pesar de todos
los pesares y de la falta de acuerdo con muchas de sus ideas.
Ayer nos reuníamos un puñado de
personas en torno de su pensamiento, solo un puñado. Hay lo que hay y cada uno
dirá lo que tenga que decir. O que callar.
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