lunes, 22 de mayo de 2017

PAÍS, PARTIDO, PERSONA


No debería dedicar esfuerzo a pensar en asuntos que pueden parecer crónica de sucesos. A mí me interesan, por encima de todo, los pensamientos, las deducciones que mi cabecita me plantee y la descripción de aquellas ideas que considere con algún alcance para mi vida y para la de los que me rodean; y, en esta línea, tengo que medir los ratos que gasto en consideraciones que afectan al PSOE, como los tengo que medir para otros casos. Llevo varias en estos días; tal vez merezcan la pena, no sé.
Se oye decir alguna vez que el orden de importancia en política debería ser el siguiente: país, partido, persona. Creo que es el correcto y alterarlo es subvertir la escala y equivocar las prioridades. También es muy posible que los tres elementos se mezclen de manera inevitable y que terminen por ser inseparables. Al fin y al cabo, estamos hablando de la condición humana. ¿Qué son los partidos sino simples instrumentos para cambiar y mejorar la sociedad'
Los electores del PSOE han elegido mayoritariamente lo que han creído oportuno. Tienen todo su derecho a hacerlo. Ojalá hayan acertado. En todo caso, se han de seguir sus dictados.
Pero yo también tengo derecho, y hasta obligación, de pensar lo que crea más acertado. Y opino que tengo la impresión de que el orden de factores en este caso no es el apuntado más arriba sino exactamente el contrario, o sea, el de persona, partido, país. Claro que esto es solo una sospecha y puedo estar equivocado. Ojalá lo esté. Porque, si no lo estuviera, querría decir que se ha consumado una operación de recuperación personal por encima de los colectivos de país y de partido, y a estos no les iría demasiado bien en el futuro. El tiempo será el que irá poniendo en limpio todo y aclarará las dudas. Yo, lo repito, deseo estarme equivocando en lo que ahora pienso.
Algo, sin embargo, sí debería quedar ya claro, y es que la participación de la militancia, en igualdad de importancia con sus cuadros y mandos -un militante un voto- debe quedar ya para siempre establecido y, lo que es más importante,  asumido; aunque habrá que regular qué tipo de consultas son las que se someten a todas las personas. Este hecho sí supone un empujón importante en la participación y en el compromiso general. No es poca cosa.
Y un peligro que ya amenaza como la tormenta en tarde nublada: la necesidad de contrapeso de poder al líder elegido. Detrás del líder, sí; con lealtad. Pero mucho más detrás de la comunidad y de la organización en general, que tiene que estar al servicio de esa sociedad antes que nada. Y en la sociedad están el partido concreto y el líder visible, pero también otras muchas organizaciones y formas de ver la vida.

Cuánto desajuste y nubes tormentosas asoman por el horizonte. Ojalá no descarguen con granizo y maten la cosecha, que ya anda escuálida y escasa.

No hay comentarios: