Por el camino gris de la memoria,
desciendo tembloroso hasta tu centro,
donde habita la luz y en ella duermo
un sueño luminoso y transparente.
Y cuanto más me ciega más me salva
de volver a mí mismo en noche y sombra.
Allí me siento en paz con mi conciencia,
me olvido de olvidarme, me complazco
en no sentir, sintiendo la sustancia
de otro vivir más vivo y verdadero.
Cuando regreso, el tiempo ya no es tiempo
y yo habito un lugar deshabitado.
Caminos que conducen al misterio
de la consumación y del delirio.
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