PESADILLAS
En las horas de luz articulamos
guiones incompletos, ilusiones
que, apenas han nacido, ya son sueños:
extrañas fuerzas con poderes mágicos
borran todas las letras de las páginas.
Cuando llega la noche, esas carpetas
que abrimos por el día toman cuerpo,
se muestran sin pudor ni cortapisas,
entregan sus detalles sin que nadie
se decida a llevarles la contraria
y van llenando páginas enteras
con palabras de música y de sombra.
Después, como movidas por la magia
y sin orden concreto, se refugian
de nuevo en las carpetas, se adormilan
y pierden la conciencia de sí mismas,
diluidas en niebla, sombra, nada.
Llega la luz de nuevo y a su amparo
recupera su fuerza la conciencia.
Yo grito, les doy voces, las reclamo
para que vengan todas en mi auxilio
y no responden sino en débil eco,
dejando tras de sí apenas un rastro
de algo que tal vez fue, mas no es posible
ni siquiera dar fe de su existencia.
En esas circunstancias tan extrañas,
convoco a mis preguntas y a mis dudas
y no saben decirme una respuesta.
La vida se parece a una carpeta
que guarda sus secretos con tres llaves,
pero deja rendijas entreabiertas
por donde escapan cuando todo duerme
y corren vagos, imprecisos, libres.
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