Porque hay que decirlo así, en inglés, en la lengua del imperio, para
que resulte más snob o más chic, y para estar a la moda, que, si no, uno se
queda demodé y outlet o vintage.
¿Por qué hay tanto gilipollas por la vida? ¿Es que no tienen otra cosa
que hacer? Como decía uno de mis antepasados: “un pico y una pala les daba yo y
verías cómo aprendían en un día”.
En los días del Black Friday (que ya no es solo un día sino una semana,
y pronto será un mes, pues se produce mucho más de lo que se puede consumir y
todo el año estamos en la estafa de las rebajas) he visto en la tele que se
celebra la final televisiva de Master Chef Celebrity. Según me dicen, el
programa tiene una audiencia millonaria. En él unos famosetes (celebrities)
cocinan un plato ante la atenta mirada de unos cocineros que les amenazan y
casi les insultan para que el desarrollo del programa tenga más atractivo.
El objetivo del programa, por supuesto, nada tiene que ver con el
descubrimiento de cocineros estupendos ni con el hallazgo de platos que mejoren
la alimentación de la gente. Nada de eso, ni por asomo. Hasta ahí podíamos
llegar. Lo que interesa es mantener ante los espectadores la figura de unos
cuantos personajes conocidos y simular que los llevamos a nuestras casas por un
rato. La permanencia de esas figuras en pantalla y sus primeros planos
obligados hacen que sus figuras y sus acciones se nos vuelvan casi
inevitablemente ejemplos que debemos seguir en nuestra vida cotidiana. Para no
caer en la monotonía, se aderezan las secuencias con palabras más altas, con
amenazas o con chistes zafios y salidas de tono de los concursantes. No
importa, todo vale para el convento y todo se ríe y se jalea.
¿Quiénes son estos celebrities? ¿De dónde han salido? ¿Quién los ha
seleccionado? ¿Cómo han llegado a hacerse famosos? Me daría vergüenza utilizar
la palabra célebres. Repasen y verán. La vulgaridad hecha pantalla, el menudeo
morboso a los escenarios, la tontería
hecha ejemplo, la estulticia al primer plano. ¿Qué han aportado estas personas
para el beneficio de la comunidad? ¿Dónde están su esfuerzo y su constancia?
¿Cuáles son sus cualidades ejemplares, se supone que adquiridas con trabajo y
con empeño? ¿Cuándo vamos a dar un simple impulso y una palabra de ánimo a
tantas personas válidas que se pierden en el anonimato y en el olvido, muchas
muy cerca de nosotros?
¿Nadie se da cuenta de que las pescadillas se muerden la cola? ¿Por qué
alimentamos este carnaval, que cada día será más si lo alimentamos, y lo
alimentaremos más cuando veamos que ya es más? ¿Alguien puede decirme qué
méritos han adquirido estos famosetes celebrities ante sus conciudadanos?
Porque alguno tienen que haber adquirido sin que yo alcance a verlos. ¿Cómo, si
no, se explica la audiencia millonaria? Salvo que buena parte de esa audiencia
se coloque en el mismo nivel y escala de valores que aquí se dibuja. Y
entonces… Ay entonces. Mejor no imaginárselo.
Salvo que el que no sepa ver nada sea yo mismo, que será lo más
probable.
En fin, ¿qué tienes para vender? Ponlo en el escaparate y adórnalo. Poco
importa la calidad del producto y sí mucho el disfraz y el colorido que se vea
desde la calle.
Coño, yo así no quiero saber nada y me bajo de cualquier tren que siga
viajando con estos vagones cargados de tanta tontería.
Ah, por cierto, apuesto a que el concurso terminará ganándolo el más tonto entre los tontos.
3 comentarios:
Existen circos que no son solo de animales, y dónde, estos, quedan enaltecidos
Ona Carbonell, capitana del equipo español de natación sincronizada, medallista olímpica, ¿una tonta entre los tontos?. De acuerdo que no es el paladín de la cultura, ni una cirujana salvando vidas pero creo Antonio que te has venido arriba mostrando desprecio hacía personas que no conoces de nada. Has juzgado solo por su perfil público pero, ¿es verdad todo lo que se ve?.
1.- Es evidente que mi pronóstico ha resultado equivocado: no ha habido ganador sino ganadora.
2.- Esta señora o señorita ganadora merece todos mis respetos.
3.- Es probable que el genérico "tonto" esté fuera de lugar.
4.- La idea básica del comentario (sin tomar el rábano por las hojas)creo que se sigue manteniendo en pie.
5.- Mi nombre es Antonio Gutiérrez Turrión, lo hago público y me hago cargo de lo que firmo.
Antonio Gutiérrez Turrión
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