AL DESPERTAR, LA VIDA
Al
despertar, mis ojos certifican
que
la vida no cesa de asomarse
al
rincón de la voz de mi conciencia.
Parece
que sus brazos me acogieran
en
un abrazo eterno e infinito.
Mis
sentidos se llenan de materia,
que
viene con anuncios y promesas
de
vida en esplendor y en manifiesto
de
haberse puesto en pie después del sueño.
Ni
los años pasados son memoria,
ni
el futuro es promesa que me aguarda.
Todo
es ahora vivir y ser presente,
renacer
y ser siempre sed de vida,
dejar
atrás la historia que fue olvido,
también
la que pasó sin detenerse,
la
que pudo haber sido y no fue nunca,
la
que me dio de lleno y me hizo sangre.
Mientras
la vida siga con mi nombre
y
se escuche tal vez su débil eco
en
la conciencia azul del universo,
la
vida seré yo y será mi nombre
una
prueba tenaz de sus impulsos.
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