viernes, 23 de abril de 2021

LEER

LEER

Las cuadrículas del calendario están rellenas de lemas dedicados a diversos aspectos de la vida. No queda casilla libre; incluso mechas de ellas tienen que compartir padrinazgo y marbete de buenas intenciones: Día de…, Día de…, Día de…

Entre los que tienen más solera -aunque no sea más que por guardar las apariencias- se encuentra el llamado Día del libro. El contexto en el que se concreta bien podía ser mejorado con solo ponerlo a la altura de cualquiera otra manifestación de esas que ocupan tiempo en los medios de comunicación día sí y día también. No sé si aquello de estar en la llamada era digital nos ha apartado algo de la sana costumbre de frecuentar los libros. Aquella expresión tan asertiva y de tanto valor “Lo dice el papel” acaso no mantenga ya su rango y no sirva tanto como argumento de autoridad.

Creo, sin embargo, que el libro sigue guardando un halo especial, casi misterioso y da cierto lustre tanto al que lo defiende como al que posa sus ojos y su atención en él. Aprovechémonos un poco de ello.

Para mí todos son días del libro, pues gasto a diario bastante tiempo entre páginas. Todo libro posee alguna enseñanza; solo hace falta prestar buena disposición de ánimo y atizar la curiosidad.

Hay mil razones para leer, incluso para no leer. Se han enumerado en otras mil ocasiones y no las repetiré. Cada año elaboro una lista con los títulos de los libros que leo. Sigue siendo larga. Me da muchas pistas acerca de mis preferencias y de mis ocupaciones.

El fruto que de la lectura podemos obtener es siempre jugoso. “Quien lo probó lo sabe”. Sírvase cada uno la ración que quiera. Buen provecho.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Tienes razón, podría pertenecer y vanagloriarme por ello de pertenecer a la era digital, pero no nado a gusto en sus aguas, aunque las utilice como tú. Yo prefiero nombrarme como persona perteneciente a la generación del papel.