BRINDIS
Desde el confuso barrio
del olvido,
el ser que he sido viene
a visitarme.
Me mira sin recato. Le
contesto
con cara complacida de agradecimiento.
Me da un abrazo fuerte.
Comprobamos
la potencia salvífica del
tacto.
Abrimos la botella que
macera
las normas que describe
el corazón.
Bebemos sin medida. Nos
alcanza
un estado feliz. Vemos
que el tiempo
se nos ha regalado en
abundancia,
que la noche y sus horas
han venido hoy más tarde
a visitarnos
y el día ha sido largo y
provechoso.
En esta complacencia
prometemos
dar gracias a la vida,
salir juntos al mundo y
entenderlo
para poder gozarlo, sorbo
a sorbo,
hasta el eco final de
nuestro aliento.
1 comentario:
Es una buena manera de reconciliarse con uno mismo.
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