Porque morir se ha puesto por las nubes
y vivir es camino de la muerte,
concluyo en suscribir mi mala suerte:
ni vivir ni morir, pues todo sube.
Revivo los caminos donde anduve
buscando un aposento diferente
y encuentro que en los sueños de mi mente
no perdura un consuelo que me ayude
Me vuelvo a echar a andar. En el camino
descubriré un rincón, un simple lecho
del que pueda decir sin desagrado:
aquí hay lugar donde caerse vivo,
aquí descansaré y a lo hecho, pecho,
que diga Dios entonces su dictado.
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