EL MUNDO ERA VERANO ESTA MAÑANA
El mundo era verano esta mañana
-por vez primera en lo que va de año-,
cuando salí de casa y mis sentidos
me saludaron limpios y extrañados.
Era la luz más densa entre los pinos,
sonaban los vencejos como niños
en un recreo de patios en el cielo,
sabía el aire a rocío que fue destello
en las primeras horas. Una brisa,
leve como las olas cuando duermen,
brizaba los matojos de la hierba
que mis piernas hollaban sorprendidas:
el mundo en mis sentidos detenido
como la plenitud en medio del vacío.
Entre los claroscuros de los pinos
soñaba con el tiempo,
con todo lo que guarda en mi conciencia
la certeza de mí.
Y supe de lo frágil de las cosas,
de las repeticiones de las horas
y de la sed de ti que llena mi memoria.
Quise ordenar algunos sentimientos
en secuencia de lógica y razón,
y no me fue posible ni un instante:
todo en mí era contento y sentimiento,
pasión de luz, secreto de armonía.
El mundo fue verano esta mañana,
y todo su fulgor me sonreía.
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