lunes, 19 de mayo de 2014

EL "FURGOL" Y LAS PASIONES


Dividimos los tiempos históricos en años, que, convencionalmente, hacemos empezar en enero (ianua, puerta, apertura) y diciembre. El ciclo se repite mientras vamos renovando los almanaques, las celebraciones de gozo o de tristeza, y nos vamos haciendo viejos sin remedio.
Hay otras formas de dividir el tiempo (cosechas, tiempo atmosférico, estudios, cumpleaños…) y alguna se está afianzando con fuerza visible en los últimos años.
Los comienzos de este siglo marcan el apogeo histórico de la exhibición y de la pasarela. Y donde tal vez mejor se cumpla la simbiosis entre pasiones, instintos e intereses primarios sea en el mundo del deporte. Por eso empiezan a interesar sobremanera y a ocuparnos a todos los calendarios deportivos.
Estamos en días de fines de campeonatos y de proclamaciones de vencedores, de rienda suelta por las calles de emociones muy diversas pero muy elementales. Cuando se cierre el círculo, apenas dentro de unas semanas, todo tenderá a la calma y a la lentitud, todo se encogerá y se volverá muelle y agostado. Y será cerca del otoño cuando todo se pondrá de nuevo en marcha, como si los calores fueran el obstáculo natural y la puerta de salida. Con el ciclo deportivo se acomodan los ciclos político, judicial y hasta económico, como si la vida realmente se dejara sobornar por estos engaños tan burdos.
En estos últimos momentos de competiciones es seguramente cuando mejor se dejan ver las miserias humanas y la pobreza de los esquemas vitales en los que nos movemos. Escuchar manifestaciones de aficionados es para echarse a temblar, oír declaraciones de periodistas ganadores o perdedores es mucho peor aún, prestar oídos a las alabanzas que sobre algunos deportistas se formulan es notar cómo un chorro de pudor te corre por la cara hasta los pies. Aunque en todos los sitios cuecen habas y generalizar y hacer equidistancias es siempre injusto, tengo la impresión de que es el gremio de los deportistas profesionales el menos malo en todo este mundillo que los rodea; a ellos es a quienes creo escuchar declaraciones más sensatas y comedidas, más normales y tranquilizadoras. Y eso que se mueven casi siempre en los tópicos más elementales. Cómo serán entonces los otros niveles…
Me apunto unos ejemplos que me lo aclaren. El entrenador del campeón de la liga de fútbol se ha pasado el año acuñando la expresión “partido a partido”. Y todo el mundo ha tragado con el tópico. ¿A qué jugaban los demás equipos si no era a eso? ¿Cómo se puede plantear esto de otra manera? Pues el buen hombre (que parece sensato y buen profesional, por otra parte) está a punto de ser nombrado caballero de la tabla redonda o algo así.
Y del mismo señor, otra cantinela: “Con esfuerzo y unión todo se puede conseguir”. Hombre, el tópico no es malo, pero hay que tener cuidado porque nos podemos engañar todos con él. Parece cierto que en el equipo campeón la unión y la ilusión del grupo ha sido notable. Hasta ahí estupendo. Pero, o yo soy muy torpe, o aquí hay trampa. Si no aplico la analogía me borro del género humano por falto de razón, pero, si la aplico, me sale que los demás no han tenido esfuerzo ni unión. Y, hombre, eso es ya muy fuerte. Eso es hacer universal un valor que sirve pero solo en términos relativos, porque sirve para el vencedor pero deja por el camino a todos los demás y además justifica que así sea. O sea, hace esclavos y además quiere que sean agradecidos.
Y una última nota: ¿por qué en el deporte se muestra, tal vez mejor que en ninguna otra variante, el deseo no tanto de que gane quien yo quiera sino la preferencia de que pierda el que me caiga peor? Esto sí que es jugar en “Be” y a la contra, y en negativo, y en el enfrentamiento, y hasta en el odio. Así no se va a ningún sitio bueno. Y lo peor es que hasta puedes quedar como un señor. ¿Se imaginan el mismo señorío de los aficionados del Barcelona si el ganador de la liga en su campo hubiera sido el Real Madrid? Y otro tanto en el campo contrario. Dejémonos engañar, pero que no nos engañen.

Pero llega el calor, y los exámenes están ahí, y ya es verano en el Corte Inglés. Y mañana será otro día.

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