viernes, 9 de mayo de 2014

EL RAPTO DE EUROPA


Ha comenzado la campaña para las elecciones europeas. Hoy es el primer día. Curiosamente, el CIS publica una encuesta que puede orientar los votos en uno y otro sentido. ¿Casualidad en la fecha? ¿Exactos sus datos?
Hay uno que supongo difícil de manipular: el del tanto por ciento que conoce el día de las votaciones. Pues resulta que más de la mitad no sabe ni siquiera el día en el que se realizará la consulta. ¿A qué juega la comunidad? ¿Tanto es el desapego? ¿Cuánto hay de analfabetismo y de egoísmo en estos datos? Resulta muy sencillo y simplificador echar la culpa a los partidos políticos y desentenderse de la realidad. Tal vez estos, los partidos políticos tengan mucha culpa de ello, pero me parece que hay muchas otras variables que poco se tienen en cuenta.
Una que me parece fundamental es la de los medios de comunicación, sobre todo a través de sus comentaristas. Resulta tan sencillo generalizar en las descalificaciones… Y tan demagógico… Solo cuando se ven ante el abismo echan marcha atrás y advierten de que no es todo tan malo y de que hay que distinguir a unas personas de otras. Cuando ya el mal está hecho y la desidia acampa en la mente y en el quehacer diario de tantos ciudadanos…
Si ni siquiera se conoce la fecha de las elecciones, pensar en comentar o discutir algo acerca de los programas o de lo que representa en general la idea de Europa y de las fuerzas sociales y políticas que la vertebran se antoja tarea inútil y recuerda aquello de sembrar cotufas en el golfo.
Recuerdo con bastante nitidez las fechas anteriores a la incorporación española a Europa. Eran las gentes de izquierda las que con más pasión defendían esa incorporación. Porque significaba asomarse al aire puro y menos fétido que el que en la piel de toro se respiraba, porque había ganas incontenibles de abrirse a otra escala de valores diferente y menos pacata y encogida. No se pensaba entonces en si sería una Europa de ciudadanos o de mercaderes. Hoy, algunos años más tarde, aquel entusiasmo se ha remansado y yo desde luego lo veo con más recelo y hasta con desconfianza. Al menos ante esta Europa de burócratas y de conseguidores, de capitales y de mercados sin alma y sin conciencia social.
Pero no es lo mismo lo que se defiende, con mayor o menor acierto, desde unas posiciones políticas que desde otras. Y, en todo caso, existen fuerzas políticas bien diversas a las que poderse acoger. ¿O no es un dato relevante que casi toda Europa lleve años gobernada por partidos de derecha?
No, claro que no es lo mismo todo el mundo, ni son iguales todas las organizaciones, aunque todas cometan errores de bulto en sus acciones. Ni es tampoco muy acertado ni justo que todas las culpas recaigan sobre los hombros de los partidos políticos y los organismos públicos y sociales. En esta tribu, la magia la hacemos todos, y el vudú también. Pero unos tienen el hisopo en sus manos y otros se dejan ungir con una facilidad demasiado pastueña.
No sé si Zeus andaría ahora muy animado a raptar de nuevo a Europa; más bien parece que entre todos le han dado por todas partes y que, en estos momentos, no está de muy buen ver, ni siquiera para épocas de celo.

Quizá el primer arreón empuje a olvidarse de las urnas y a mandar todo al precipicio. Tal vez después de reflexionar no sea el león tan fiero como lo pintan. Quién sabe.

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