¿Cuántas
vueltas le llevo dadas a eso del tiempo y del espacio? Son dos conceptos que se
unifican y que se me confunden y mezclan hasta no saber realmente separarlos en
muchas ocasiones. El propio lenguaje, representativo como nada de la vida,
también los mezcla a todas horas: un corto espacio de tiempo; tras, con valor
tato espacial como temporal; atrás con el mismo valor doble…
Como he
afirmado tantas veces, no conozco nada que no suceda en un espacio y en un
tiempo; y, si algo sucediera, lo entendería así siempre en referencia al propio
espacio y al propio tiempo, de tal manera que sería siempre aquello que no
puedo aplicar al espacio y al tiempo.
Mi vida son
espacios y son tiempos, son acotaciones de un proceso que me puso
caprichosamente en la consciencia, que me lleva por unos lugares y por otros
sin saber muy bien por qué y que me olvidará en un momento determinado para
sumergirme en la nebulosa de la inconsciencia personal y colectiva como si nada
hubiera pasado. Entonces seguirán el tiempo y el espacio como si nada hubiera
pasado, pero no serán mi tiempo ni mi espacio.
Y como mi
conciencia es biológica, mi paso por el tiempo también lo es y mis espacios son
los que soy capaz de abarcar con los sentidos o con la imaginación. Por eso,
repasar la vida no es otra cosa que volver a los espacios y a los tiempos que
la han conformado y que la han acotado; y estirarlos y encogerlos forma parte
de ese engaño en el que nos sumergimos y que tanto nos ayuda a hacernos un poco
más extensos.
A vece leo y
oigo los relatos de gentes que aseguran conocer espacios muy amplios y tiempos
alargados; y, dentro de esos espacios y tiempos, dicen haberlos consumido con
el conocimiento de muchas personas de esas que parecen decidir los rumbos de la
Historia. No siempre me creo todo lo que leo acerca de este asunto; entre otras
cosas por defensa personal y por no tener que lamerme las heridas.
En realidad,
mis espacios han sido muy reducidos, sobre todo los geográficos. Y, dentro de
ellos, mis relaciones nunca han sido precisamente espectaculares. En verdad es
que nunca he sentido la necesidad de la presencia próxima de gente de demasiada
relevancia. Es más, acaso por timidez, creo que rehúyo por instinto la
presencia próxima de estos personajes. La consecuencia social, en la sociedad
de la pasarela en la que vivimos, es que mi rédito social es escasísimo o
realmente nulo.
Creo que no
anoto esto por añoranza de imagen, o eso creo, sino por constatación de algo
que me atañe directamente, pero vete a saber.
En todo caso,
soy consciente de que existen otras compañías particulares, como las que uno
tiene consigo mismo, que tampoco van tan mal: “Quien habla solo espera hablar
con Dios un día”, decía Machado.
Nunca se podría
tomar esto del éxito social demasiado en serio, porque entonces, de nuevo, en
esta faceta también seríamos casi todos fracasados frente a esa minoría que
dice haber vivido tatos espacios y tantos tiempos. Vete a saber si con sabor a
exterior o a interior.
1 comentario:
Pienso que no se trata tanto de cantidad de espacios y tiempos sino de la calidad con que se ha sabido vivir esos espacios y tiempos...puedes haber vivido en pocos espacios geográficos pero tu tiempo puede haber sido muy bien aprovechado.
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