EN EL NACIMIENTO DE RUBÉN
La
vida se asomó por la ventana
conforme
a lo acordado y convenido,
y
ya todo fue aurora y fue latido
y
fue fulgor y resplandor de llama.
El
silencio y lo oscuro de la nada
ahora
eran carne en confesión de niño,
pues
eran de la vida los vagidos
primeros
que el futuro inauguraban.
Fue
en Ávila, en agosto, día veinte.
Rubén,
en su inocencia, se hacía cargo
del
vértigo total de cada día.
El
tiempo se encogió solo en presente,
lo
dulce se hizo mezcla con lo amargo
y
echó a rodar la rueda de la vida.
Que
los dioses te lleven de la mano
en
tu vida común de ciudadano.
2 comentarios:
Enhorabuena por tu segundo nieto....pero se te echa de menos.
Muchas gracias. He andado bastante ocupado.
Antonio
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