Después del espectáculo político
de hace una semana, en el que un partido de la izquierda se abrió en canal
delante de todos los espectadores -también de los que no habían pagado entrada
y celebraban la sangre con el dedo levantado y el regodeo en el cuerpo-,
cualquier toma de temperatura nos dará pulso bajo en el enfermo y falta de
empuje y de ganas. Caldo de cultivo para alejarse de la res pública y dejar que
la política la hagan otros en su favor. Si hay que modificar alguna forma de
hacer política, modifíquese; si hay que gritar por otras formas de participación,
grítese; si hay que reclamar otras exigencias, reclámense. Pero que nadie nos
inocule el veneno de la abulia y de la conformidad, del alejamiento y del
abandono de la cosa pública. Ni a los de más edad ni a los de menos, porque a
todos nos va mucho en el invento.
También hoy Juan de Mairena me
aconseja. Lo hace con palabras dirigidas a los jóvenes. Pero yo, que no soy joven
por edad, aunque procuro mantenerme en forma dándole vueltas a las cosas y moviéndome
como avispa cojonera, me doy por aludido y solo le discutiría al maestro el
peligro que tendría no conjugar el ímpetu juvenil con la experiencia y la
templanza del que lleva más tiempo en el intento.. Y, si no, como mal menor, me
disfrazo con capucha juvenil y le escucho.
Porque “la política, señores, -sigue
hablando Mairena-, es una actividad importantísima… Yo no os aconsejaré nunca
el apoliticismo, sino, en último término,
el desdeño de la política mala, que hacen trepadores y cucañistas, sin otro propósito
que el de obtener ganancia y colocar parientes. Vosotros debéis hacer política, aunque otra cosa os
digan los que pretenden hacerla sin vosotros, y, naturalmente, contra vosotros.
Solo me atrevo a aconsejaros que la hagáis a cara descubierta; en el peor caso
con máscara política, sin disfraz de otra cosa; por ejemplo: de literatura, de
filosofía, de religión…”
Qué cosa sea eso de hacer política ya resulta un poco más
difícil de concretar, más allá del hecho indefinido de participar en la vida de
la polis y en la actividad pública. Porque tendríamos que precisar en qué
consiste esta participación. Pero esto no es un manual de ciencias políticas,
solo una ventanita abierta al campo amplio y diverso.
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