ABRIL FLORECÍA (VALLE DEL JERTE)
Como una zarabanda en color verde
bailaba todo el valle cara al cielo.
Hay que venir al valle en primavera,
para ver su vestido en color blanco,
el paño de pureza que se ofrece,
cual semen vegetal,
para contento de la madre tierra.
Pero hoy -qué atrevimiento:
semana de pasión, semana santa-
y ya todo hecho vida y resurrecto,
clamor en el que grita la esperanza
del fruto más seguro. Tornavacas,
vigía permanente en su atalaya,
Jerte y Navaconcejo, Cabezuela,
Valdastillas mirando sus cascadas,
El Torno, Rebollar y todo el cielo
mirando sorprendido
este levantamiento hacia la vida
de mares de cerezos y de robles,
que visten lujuriosos
un verde de esperanza en primavera.
Desde las altas cimas se resbalan
rumores de las nieves de la sierra
en forma de riachuelos, de cascadas,
de pilones, testigos casi eternos
del roce de las aguas con las
piedras,
de caozos, de remansos, saltos,
charcos.
Sol, agua, color verde, abril… y vida,
susurro agradecido de las gentes
que desgastan sus vidas en el Valle.
Plasencia los recibe a todos ellos
donde casi se pierde el horizonte;
pero el Valle se muestra hoy opulento
y solo sueña en verde con sus sueños.
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