EL RITMO DE LOS DÍAS
Casi siempre,
la vida es claroscuro
y venta al por menor;
hay tardes de tormenta
y jornadas que venden solo risas.
A pesar del calor y la sequía,
los castaños apuntan sus candelas,
las cigüeñas planean en el cielo,
y hay cantos de esperanza en las esquinas.
Son las horas, que pasan
dispuestas para el ritmo de los días;
en ellas me desgasto y me consumo
como pasto del fuego y del olvido.
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